El próximo 4 de julio, jornada en la que se celebrará la primera sesión de la Convención Constitucional, comenzará el proceso para la redacción de la nueva Carta Magna, informó este domingo el presidente del país, Sebastián Piñera.

Los 155 asambleístas, proclamados de manera oficial el pasado 18 de junio, tendrán un año para redactar la nueva Constitución, que reemplazará a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet. Asimismo, será la primera Asamblea Constituyente en la historia en tener conformación paritaria entre hombres y mujeres.

“Esta Convención Constitucional será un hito histórico. Por primera vez en nuestra historia estaremos escribiendo democráticamente una nueva Constitución para Chile […] Representa una gran oportunidad para lograr acuerdos amplios y sólidos, que permitan dar origen a una Constitución que sea reconocida y respetada por todos”, señaló Piñera.

Después de todo, el proceso constituyente en el que está inmerso Chile es la solución que encontraron los partidos para calmar la ola de protestas que estallaron en octubre de 2019, las más graves desde el fin del régimen militar.

Además, la elección resultante de la totalidad de los constituyentes para la Convención dio con una conformación de diversos sectores políticos, sociales, culturales y étnicos del país. De igual importancia, las personas sin militancia en partidos tradicionales son quienes comprenden la mayor fuerza a la interna del organismo (48), lo que se interpretó desde el análisis postelectoral como un voto castigo a los partidos tradicionales.

Calendario del proceso

El pasado 15 y 16 de mayo se realizaron las elecciones que eligieron a los y las 155 convencionales constituyentes. Desde Escenario Mundial, en esta nota anticipamos el carácter decisorio de los comicios.

Luego del sufragio, hubo un plazo de 30 días en el que el Tribunal Calificador de Elecciones escrutó y administró el resultado, lo que devino en la reciente desestimación de 12 reclamos. Una vez hecha la proclama, el presidente Sebastián Piñera convocó a instalar la Asamblea Constituyente, que celebrará su sesión inaugural el próximo domingo.

Hay que tener presente, además, que en la futura primera reunión, de acuerdo a lo dispuesto por la Ley N.º 21.200, la Convención deberá elegir una presidencia y una vicepresidencia. El resultado de esta elección se determinará por mayoría absoluta de sus miembros, o sea, el 50% + 1. 

En lo posterior, la Asamblea paritaria (78 hombres y 77 mujeres), tendrá nueve meses, prorrogables a tres más, para redactar la carta magna, que en 2022 se convocará a referéndum constitucional con voto obligatorio. De ser aprobada, será la primera que nace de un proceso de plena democracia y participación en toda la historia chilena.

Una vez que concluyan los meses de funcionamiento de la Convención, se arriba al momento sustancial. El pueblo de Chile decidirá si aprueba o rechaza el texto constitucional en un plebiscito al que deberá convocar el Presidente de la República. Un hecho adicional es que el llamamiento lo hará un nuevo Jefe de Estado, conforme a que el próximo 21 de noviembre habrá elecciones generales en el país trasandino.

La redacción del ordenamiento

El reglamento es el texto que define la manera en que funcionará la asamblea. Empero, la ley no señala cómo y cuándo debe realizarse. Todo ello se determinará por las y los constituyentes. Lo que sí dice la ley es que la Convención tendrá aprobación del reglamento siempre y cuando se produzca por los 2/3 de quienes la componen. 

En abril de este año, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile elaboró un informe cuyo fin es contribuir a que el proceso de establecer la normativa interna como el de redacción constitucional sean eficientes. Ello implica la facilitación de la labor de las y los convencionales y se enmarca bajo los estándares y principios promovidos por Naciones Unidas.

Una vez definido el reglamento, los pilares del debate sobre este proceso se centrarán en dos temas: el contenido (la redacción) de la Constitución y la participación de la ciudadanía en la discusión constitucional.

No obstante, el Presidente Piñera no omitió delimitar las facultades de la Convención. En ello aludió a que su misión “no es Gobernar ni legislar” y que tampoco podrán “poner término anticipado al período de las autoridades elegidas por votación popular”. El jefe de Estado también aseguró que la delegación “no puede arrogarse el ejercicio de la soberanía, ni asumir otras atribuciones que no le hayan sido conferidas”.

En síntesis, la nueva Constitución sería el sendero para desprender la nación chilena de la camisa de fuerza que la mantiene bajo un marco legal de legado dictatorial, dando paso a hacia un Estado de bienestar social. 

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