Los embajadores de los países de la Organización Mundial del Comercio (OMC) reanudaron el miércoles las discusiones sobre las normas comerciales que protegen los conocimientos tecnológicos de las vacunas contra el COVID-19, en medio de una creciente presión sobre los países ricos para que las flexibilicen, como forma de ayudar a los países más pobres a luchar contra la pandemia.

El Consejo General de la OMC estaba estudiando una exención temporal de las protecciones de la propiedad intelectual que Sudáfrica e India propusieron por primera vez en octubre. La idea ha ganado apoyo en el mundo en desarrollo y entre algunos legisladores de Occidente.

Los autores de la propuesta, que se ha enfrentado a la resistencia de muchos países con influyentes industrias farmacéuticas y biotecnológicas, la han revisado con la esperanza de hacerla más aceptable.

No se espera que de la reunión de dos días de los embajadores, celebrada el miércoles y el jueves, surja un consenso, como exigen las normas de la OMC.

Los copatrocinadores de la idea se desplazaron entre las distintas misiones diplomáticas para exponer sus argumentos, según un funcionario de comercio de Ginebra que no estaba autorizado a hablar públicamente sobre el asunto. Persiste el estancamiento y las partes enfrentadas siguen muy distanciadas, dijo el funcionario.

Algunos defensores vieron más esperanzas en la propuesta después de que la principal funcionaria de comercio del presidente estadounidense Joe Biden, Katherine Tai, dijera el mes pasado que las enormes desigualdades en el acceso a las vacunas COVID-19 entre los países desarrollados y los países en desarrollo eran “completamente inaceptables”, y que los errores cometidos en la respuesta mundial a la pandemia del VIH no deben repetirse.

El argumento, que forma parte de un largo debate sobre las protecciones de la propiedad intelectual, se centra en levantar las patentes, los derechos de autor y las protecciones del diseño industrial y la información confidencial para ayudar a ampliar la producción y el despliegue de las vacunas durante la escasez de suministros. El objetivo es suspender las normas durante varios años, el tiempo suficiente para abatir la pandemia.

La cuestión se ha hecho más acuciante con el aumento de casos en la India, el segundo país más poblado del mundo y un productor clave de vacunas, incluida una para el COVID-19 que se basa en la tecnología de la Universidad de Oxford y el fabricante farmacéutico británico-sueco AstraZeneca.

Sus defensores, entre los que se encuentra el Director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, señalan que estas exenciones forman parte de la caja de herramientas de la OMC e insisten en que no hay mejor momento para utilizarlas que durante la pandemia, que se produce una vez en un siglo y que se ha cobrado 3,2 millones de vidas, ha infectado a más de 437 millones de personas y ha devastado las economías.

Los opositores dicen que una exención no sería la panacea. Insisten en que la producción de las vacunas COVID-19 es compleja y simplemente no puede acelerarse mediante la flexibilización de la propiedad intelectual, y afirman que el levantamiento de las protecciones podría perjudicar la innovación futura.

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Redacción
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