El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el lunes una ley que formaliza la salida de Rusia del tratado de control de armas Cielos Abiertos, un pacto que permite los vuelos de vigilancia no armados sobre los países miembros.

Rusia esperaba que Putin y su homólogo estadounidense, Joe Biden, pudieran discutir el tratado cuando se reunieran a finales de este mes en una cumbre en Ginebra.

Pero el gobierno de Biden informó a Moscú en mayo que no volvería a entrar en el pacto después de que el gobierno de Trump lo abandonara el año pasado.

El Kremlin dijo el lunes que la decisión de Estados Unidos de retirarse del tratado había “alterado significativamente el equilibrio de intereses” entre los miembros del pacto y había obligado a Rusia a salir.

“Esto causó un grave daño a la observancia del tratado y a su importancia en la construcción de la confianza y la transparencia, (causando) una amenaza a la seguridad nacional de Rusia”, dijo el Kremlin en un comunicado en su página web.

Moscú esperaba que Biden revocara la decisión de su predecesor.

Pero el gobierno de Biden no cambió de rumbo y acusó a Rusia de violar el pacto, lo que Moscú negó.

Funcionarios rusos lamentaron la decisión de EE.UU. de no adherirse, calificándola de “error político”, y advirtieron que la medida no crearía una atmósfera propicia para las discusiones sobre el control de armas en la cumbre de Ginebra.

En enero, Rusia anunció sus propios planes de abandonar el tratado, y el mes pasado el gobierno presentó al parlamento una ley para formalizar su salida.

En ese momento, un portavoz del Kremlin dijo que una de las razones era que EE.UU. todavía podía recibir información adquirida a través del tratado de sus aliados de la OTAN.

Sin embargo, funcionarios estadounidenses han afirmado que Rusia ha incumplido el tratado al restringir los sobrevuelos de Estados Unidos sobre su vecina Georgia y el enclave ruso de Kaliningrado, en la costa del Báltico.

Rusia niega haber cometido ninguna violación.

El tratado, que se firmó en 1992 y entró en vigor en 2002, permite a los países realizar vuelos de vigilancia sin armas y con poco tiempo de preaviso sobre todo el territorio de la otra parte y recoger información sobre las fuerzas militares de la otra.

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Redacción
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