Por Belén Cecilio de Politólogos al Whisky
La primera semana del mes de marzo, comenzó la distribución de vacunas al territorio africano gracias al programa COVAX (COVID-19 Vaccines Global Access). Esta iniciativa mundial impulsada por UNICEF tiene como objetivo acelerar la fabricación de vacunas contra el COVID-19, pero también garantizar el acceso equitativo a los países de menor desarrollo económico. La primera campaña de vacunación con la dosis Oxford-AstraZeneca tuvo lugar en Ghana y Costa de Marfil el 1° de marzo.
COVAX pretende distribuir entre los beneficiarios del programa, un cupo inicial de medio millón de dosis de esta vacuna, llegando a los dos billones para fines de 2021. Del total, 600 millones de dosis serían para el continente africano, lo que alcanzaría para vacunar al menos al 20% de la población. Sin embargo, no todos los Estados africanos son parte de esta iniciativa por distintas razones: Tanzania y Madagascar manifestaron que no está en sus planes adquirir vacunas, Burundi por su parte manifestó que no necesita vacunas. A su vez, República Democrática del Congo fue el primero en frenar la distribución de la AstraZeneca debido a preocupaciones sobre la efectividad y seguridad de la misma, aún habiendo recibido más de un millón y medio de unidades de la misma.
Por otro lado, algunas naciones buscaron acceder a las vacunas por fuera de COVAX, mediante la compra directa de las mismas, o mediante donaciones por parte de otros Estados. China donó dosis de Sinopharm a Namibia, Zimbawe, Guinea Ecuatorial, Túnez, Egipto, Guinea y Sierra Leona; y los Emiratos Árabes Unidos donaron esta misma dosis a Seychelles. Por su parte, Rusia donó dosis de la Sputnik-V a Guinea, donde fueron usadas como base experimental. India facilitó dosis de AstraZeneca a 12 países hasta el momento, tales como Kenia, Uganda, Ghana, Ruanda, Costa de Marfil, Senegal, Botsuana y Mozambique. Por último, Senegal compartió algunas de las unidades que había comprado a China, a Gambia.