En el marco del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Manuel Belgrano, la periodista en política internacional Telma Luzzani destacó que “se están produciendo cambios que el mundo no ha visto en 100 años y es muy importante pensar cómo nos ubicamos (…) como argentinos. ¿Cómo planificar nuestro futuro en un año electoral?”. Dicho argumento trae a colación la necesidad de explorar cómo la configuración actual del orden internacional influye en la política de defensa de Argentina, y la necesidad de adaptar dicha política pública a una realidad cambiante.

El orden internacional liberal existente se encuentra actualmente en una fase significativa y transformadora, ya que se enfrenta a un escenario complejo y exigente (1). Esta dinámica se desarrolla en el contexto más amplio de una competencia estructural en curso por el dominio mundial entre las dos principales potencias en el ámbito internacional. El alcance y la escala combinados de este acontecimiento representa una prueba inmensa y formidable para países como Argentina. Asistimos a un gradual e intensificado traslado del centro del poder de Occidente a Oriente (2). Esta tendencia observable y previsible frente a la irrupción de China y la India como nuevos actores dinámicos en la economía mundial, se ha acelerado y profundizado. En las últimas décadas, empieza a afirmarse una visión de un sistema internacional que tiende hacia una bipolaridad en ascenso, con China y Estados Unidos a la cabeza, que estaría dejando de lado la noción de multipolaridad (3). Así, reaparecieron viejas teorías de transición de poder y la inevitable trampa de Tucídides, como los planteos de Graham Allison, de dos superpotencias que compiten por la primacía en el escenario estratégico global, desacoplando sus economías por medio de una guerra comercial y tecnológica.

Una adecuada inserción internacional de la Argentina, en un escenario geopolítico tan cambiante como el actual, debe partir de la base de una correcta lectura del mismo, para luego articular la política de defensa de una forma en la cual se logre asegurar la soberanía e integridad territorial de nuestro país. En ese sentido, articular nuestra política de defensa con la política exterior es una tarea necesaria. Consideramos a la política de defensa del país como íntimamente asociada con la política exterior. No podemos dar cuenta de la primera sin explicitar los principales lineamientos de la segunda. Las estructuras burocráticas del Estado reflejan el peso de los Ministerios de Defensa y Seguridad, así como también de las agencias de inteligencia, en donde estas estructuras colaboran o compiten con las visiones de las Cancillerías, pero en numerosas ocasiones imponen directrices sobre la política exterior(4). En el ámbito académico, los especialistas en política exterior conocen sobre aspectos generales de defensa y viceversa, dada la concepción predominante de que ambas políticas orientan la conducta externa del Estado. En nuestro país, la política exterior y la de defensa estuvieron vinculadas, pero la primera fue más relevante que la segunda en el debate político. 

Esto trae a colación la necesidad de una comunicación estratégica, en donde se resalte la importancia de una comunicación efectiva en la comprensión pública sobre esta relación entre el contexto geopolítico y la defensa nacional. En ese sentido, es necesario informar y educar a la sociedad argentina sobre estos temas. La Defensa en Argentina ha recibido escasa atención de los políticos desde el regreso de la democracia en 1983, lo cual se evidencia en la constante disminución del gasto militar, las escasas compras de armamento y en el desmantelamiento de la industria militar durante la década de 1990(5). A pesar de que esta situación comenzó a revertirse en los últimos años, los avances logrados no han sido suficientes para modificar la caracterización de la Argentina post 1983 como un caso de déficit de atención de las cuestiones de Defensa

Para eso, el Libro Blanco de la Defensa que se publicará en este año, 2023, servirá como una herramienta comunicacional central en lo que respecta a la política de defensa y la necesidad de comunicar fehacientemente aspectos en materia de planificación estratégica militar, y que contemplen las directrices centrales de las Fuerzas Armadas en sus proyectos inmediatos y a largo plazo para la protección de la soberanía y los recursos naturales del país. En el mismo, se contempla un detalle de la situación internacional y la ubicación de nuestras Fuerzas Armadas en el contexto mundial(6). Es decir, el impacto de acontecimientos de carácter sistémico, como la disputa entre Estados Unidos y China, o la guerra de Ucrania. El objetivo del Libro Blanco es plasmar los principales lineamientos de la política de defensa nacional en función de los cambios acontecidos en el escenario global, regional y nacional en los últimos años, a fin de reflejar las transformaciones y avances del proceso de modernización de la defensa nacional(7).

Estos cambios acontecidos en el actual escenario global, vienen exponenciados por la crisis de la pandemia de COVID-19, que ha acelerado y agudizado tendencias preexistentes en la geopolítica mundial, especialmente la competencia entre Estados Unidos y la República Popular China. Henry Kissinger señaló años atrás que “tanto para EE. UU. y China, así como para el resto del mundo, la coevolución de Washington y Beijing es la experiencia determinante del período actual”(8). La rápida convergencia material de poder que ha tenido China en la última década, no comparable con ningún otro poder emergente, ha terminado por delinear dos polos de poder estatal bien definidos, con capacidad de proveer bienes públicos a escala global. Así, el mundo parece estar tensionado así entre el atlantismo y la Ruta de la Seda. Al cada vez más desordenado y caótico proceso de difusión del poder, se le adiciona un proceso de transición del poder, en donde una potencia en ascenso amenaza la primacía de una potencia establecida.

Aun así, la nueva configuración bipolar tiene características distintas que la diferencian de la Guerra Fría, ya que muchos aspectos de la dinámica internacional actual desbordan a las potencias, las cuales están lejos de tener el control sobre todo su entorno. Como afirman Actis y Creus, incluso en un mundo transnacionalizado y entrópico, existen dos actores estatales que tienen cada vez mayor influencia para cambiar resultados, modificar acciones y moldear las preferencias de otros actores, lo cual apunta a la configuración de un orden internacional signado por un bipolarismo entrópico, y no por un supuesto orden “multipolar” del cual muchos analistas consideran que se encuentra el actual escenario geopolítico global. Por lo tanto, una correcta lectura del contexto externo es central para poder adecuar la política de defensa, en tanto que política pública, a un mundo cambiante y en constante evolución.

En un mundo en constante cambio y transformación como el actual, la adaptación de la política de defensa se convierte en un eje crucial para la preservación de la soberanía y la integridad territorial. La complejidad del escenario global, marcado por transformaciones geopolíticas y tensiones, exige una visión estratégica a largo plazo. La relación entre la política exterior y la defensa nacional se vuelve cada vez más intrínseca, y es vital comunicar este entrelazamiento al público para comprender la importancia de una lectura acertada del contexto internacional en la formulación de políticas públicas. La publicación del Libro Blanco de la Defensa en 2023 se presenta así como un instrumento clave para articular estos lineamientos estratégicos, reflejando las transformaciones y avances en la modernización de la defensa nacional. Así, ante un mundo en constante evolución, mantener una política de defensa adaptable y alineada con los desafíos contemporáneos se erige como un pilar esencial para asegurar la seguridad y el interés nacional de la República Argentina.

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Referencias en el texto: 

  1.  Actis, E., & Creus, N. (2021). 4. La competencia EE. UU.- China y su impacto en América Latina en el mundo post pandemia. In El no alineamiento activo y América Latina: Una doctrina para el nuevo siglo (pp. 100-114). Editorial Catalonia.
  2.  Tokatlian, J. G. (2011). Latinoamérica y sus ‘alianzas’ extrarregionales: entre el espejismo, la ilusión y la evidencia. Dörte Wollrad; Günther Maihold; Manfred Mols (coords.), La agenda internacional de América Latina: entre nuevas y viejas Alianzas, Nueva Sociedad.
  3.  Sanahuja, J. A. (2020). ¿ Bipolaridad en ascenso?. Análisis equívocos frente a la crisis de la globalización.
  4.  Busso, A. E., & Barreto, L. M. (2020). Política exterior y de defensa en Argentina. De los gobiernos kirchneristas a Mauricio Macri (2003-2019). URVIO Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad, (27), 74-93.
  5. Battaglino, J. (2018). Fundamentos olvidados de la política de defensa: reflexiones a partir del caso argentino.
  6. https://www.cronista.com/economia-politica/fuerzas-armadas-detalles-del-libro-blanco-de-la-defensa-que-prepara-el-gobierno/.
  7.  https://www.argentina.gob.ar/noticias/libro-blanco-de-la-defensa-argentina-2023.
  8. Kissinger, H. (2018). ‘The key problem of our time’: a conversation with Henry Kissinger on sino-U.S. relations. Wilson Center, 20 September, en https://www.wilsoncenter.org/article/the-key-problem-our-time-conversation-henry-kissinger-sino-us-relations.

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