El pasado sábado, diversos medios dieron a conocer que el Tesoro de Estados Unidos otorgó a la empresa petrolera norteamericana Chevron, una licencia para expandir de forma limitada las operaciones de energía en Venezuela, en un hecho importante que podría marcar el reingreso del país al mercado petrolero internacional después de años de aislamiento y bloqueos internacionales. 

Esta licencia se otorga en el marco del intento urgente por parte del presidente venezolano, Nicolas Maduro, de atraer la inversión extranjera en el sector petrolero para mejorar la economía. Del mismo modo se emitió como respuesta a la reanudación de las conversaciones entre representantes del gobierno de Maduro y la oposición venezolana, que tuvo lugar en México después de que se estancaran por más de un año. 

Durante dicho encuentro, ambas partes acordaron que los miles de millones en fondos gubernamentales que se encuentran actualmente congelados en el extranjero deben transferirse a un fondo humanitario administrado por las Naciones Unidas. En este sentido, un alto funcionario de la administración de Biden afirmó que los anuncios del sábado – posteriores a la reunión del arco político venezolano – se caracterizan por ser  “pasos importantes en la dirección correcta”, sin embargo agregó que había “un largo camino” por recorrer para resolver la compleja crisis económica, política y humanitaria que atraviesa Venezuela.

El acuerdo con Chevron permitiría a la empresa ampliar el espectro de operaciones en algunos proyectos que ya ejecuta con la petrolera estatal venezolana, PDVSA, y de igual manera importar petróleo venezolano a Estados Unidos. Asimismo, establece específicamente que la compañía petrolera tiene prohibido pagar impuestos o regalías al gobierno de Venezuela, y en cambio, según el alto funcionario norteamericano, las ganancias obtenidas se destinarán al pago de la deuda del gobierno de Maduro con Chevron, mediante un correo electrónico, el portavoz de Chevron, Ray Fohr, dijo que la empresa estaba “decidida a seguir siendo una presencia constructiva en el país”.

Finalmente, el acuerdo también formará parte de un cambio en la estrategia de Estados Unidos sobre Venezuela que, según muchos analistas, se ha visto acelerado por la reducción de los suministros mundiales de petróleo como resultado de la invasión rusa de Ucrania. En este contexto, Venezuela es un país que posee vastas reservas de petróleo y, de igual manera, su potencial de producción de energía ha crecido en relevancia mundial en medio de la guerra terrestre más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, que lo convierte en una pieza clave en el escenario internacional a la hora de pensar en la posibilidad de una crisis energética más acentuada en el mundo. 

Por su parte, el objetivo más importante e inmediato del gobierno venezolano es que Washington pueda levantar todas las sanciones que tanto Estados Unidos como sus aliados occidentales le impusieron durante años a Venezuela. Esto le permitirá permitirá a Maduro poder participar nuevamente en la economía global – particularmente en el sector petrolero -, reconstruir el sector energético de Venezuela y lograr restaurar su debilitada economía. 

Fuente: The New York Times.

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Redacción
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