El pasado lunes, el asesor de seguridad nacional del presidente Joe Biden, Jake Sullivan, viajó a Arabia Saudita para reunirse con el príncipe heredero, Mohammed bin Salman (MBS). La reunión ocurre en un contexto en el que el gigante norteamericano presiona por un alto el fuego en la guerra entre el reino y los rebeldes hutíes en Yemen.

Sullivan será el funcionario de la administración de Biden de más alto rango en visitar Arabia Saudita, y se espera que además de visitar al príncipe heredero, también se reúna con el viceministro de Defensa, Khalid bin Salman.

Por su parte, aunque mantiene la presión en el conflicto, Estados Unidos no ha sabido cómo poner fin al conflicto más complejo en el mundo actual: la guerra de Yemen. 

Sin embargo, pese a los esfuerzos, la Casa Blanca se ha mantenido alejada en cierta medida de MBS y Arabia Saudita en general. Diversas situaciones sustentan esta lejanía, principalmente la publicación en enero de un informe de la CIA que acusaba a MBS de mandar a asesinar a un columnista del The Washington Post crítico de su gobierno. 

Desde la administración Biden, se afirmó que Sullivan viajaba a Riad el lunes y que visitará los Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Emily Horne, no dió más detalles. 

Cabe destacar que la guerra de Yemen, que comenzó en septiembre de 2014, parece no acabar. Los combates se han intensificado en la ciudad clave de Marib, donde los rebeldes (respaldados por Irán) han tratado de expulsar al gobierno (respaldado por Arabia Saudita) de la ciudad en repetidas ocasiones.

En este contexto, Estados Unidos fue un pilar clave para Arabia Saudita ya que proveyó al país de bombas y aviones de combate. Pero el accionar saudí fue (y es) ampliamente criticado a nivel internacional por diversos ataques contra civiles y la ampliación de los embargos que profundizan la pobreza crítica en el país. 

Además, el nuevo enviado especial de la ONU a Yemen, Hans Grundberg, declaró recientemente que el país está “atrapado en un estado de guerra indefinido” y que reanudar las negociaciones para poner fin a un conflicto de más de seis años no será fácil.

Desde la Casa Blanca, se espera que la llegada de Grundberg presione a todas las partes para poner fin al conflicto, pero ha habido pocos avances sobre el terreno por resolver. Para Naciones Unidas, esta es la peor crisis humanitaria del mundo.

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Redacción
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