Colombia vive la segunda noche de violentas protestas contra la brutalidad policial, protestas que han dejado al menos 10 muertos y unos 380 heridos, 66 de ellos por armas de fuego. Más de un centenar de policías resultaron heridos en disturbios e incendios en comisarías autobuses y cajeros automáticos. Una batalla campal que comenzó el miércoles en Bogotá tras la muerte de un hombre en custodia policial, al que dos agentes sometieron a descargas eléctricas de pistola táser.

Grabada por testigos ha conmocionado al mundo por su crueldad y dureza. Javier Ordóñez, un abogado de 46 años, y padre de dos menores, perdió la vida tras este episodio de uso excesivo de la fuerza policial.

“Prácticamente se están violando todos los derechos humanos, el derecho a la protesta, el derecho a la vida, el derecho al respeto, el derecho a la dignidad. No es justo que con el dinero nuestro que se paga a la policía para protegernos, ellos nos están atacando”, decía Linda, residente de Villa Luz que participaba en las protestas.

Las protestas se han multiplicado por otras ciudades como Cali, Medellín, Barranquilla o Manizales. La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, ha criticado con dureza la respuesta policial a los desórdenes y equiparó el número de heridos por disparos a los resultados de un combate.

La mayor concentración ocurrió frente al cuartel de policía de Villa Luz, donde trabajaban los dos uniformados involucrados en la muerte de Ordóñez. Los jóvenes fallecidos tenían entre 17 y 27 años y algunos de ellos ni siquiera participaban en las protestas y fueron alcanzados por disparos cuando pasaban por lugares donde había disturbios.

Redacción
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