En el marco del informe del Banco Mundial, la Unión Europea (UE) y las Naciones Unidas (ONU), titulado “Evaluación rápida provisional de daños y necesidades en Gaza y Cisjordania (IRDNA)”, se observan las alarmantes cifras del impacto del conflicto en la región entre octubre de 2023 y octubre de 2024. De esta evaluación preliminar surge un resultado catastrófico: una crisis humanitaria sin precedentes.
Desde el 7 de octubre de 2023, la Franja de Gaza ha sufrido una devastadora pérdida de vidas y desplazamientos masivos. Según el informe, al menos 47.000 personas han fallecido, entre ellas 13.000 niños y 7.200 mujeres, y 111.000 han resultado heridas. Más de 2 millones de personas han sido desarraigadas de sus hogares, enfrentándose a una grave escasez de alimentos, medicamentos y otros productos esenciales.

De los resultados tal vez más graves se encuentra que casi todos los palestinos de Gaza viven en una “pobreza multidimensional”, que afecta tanto a su bienestar como a su salud mental con repercusiones duraderas. Según la edición de octubre de 2024 de la evaluación conjunta del impacto socioeconómico del PNUD y la CESPAO, se prevé que el porcentaje de población de Gaza que vive en la pobreza multidimensional aumente del 63,7% estimado antes de la guerra al 97,9%.
En paralelo, aproximadamente 1.99 millones de palestinos han sido desplazados, a menudo varias veces, y el 90% del territorio de Gaza sufrió órdenes de evacuación en algún momento del conflicto. A estos números se suma que el 85% de la población palestina de Gaza son refugiados palestinos que viven en toda la Franja de Gaza, de los cuales 1.6 millones de ellos están en campos de refugiados palestinos.
Cifras por sector
El informe IRDNA abarca 18 sectores claves para el análisis del conflicto, incluyendo cinco sectores transversales. sociales (vivienda; sanidad; protección social; cultura y patrimonio cultural; y educación), infraestructuras (energía; agua saneamiento e higiene); tecnologías de la información y la comunicación; productivos (comercio e industria, finanzas, agricultura y sistemas alimentarios); y transversales (medio ambiente, tierra, empleo, desarrollo social y planificación urbana).

Se destaca que los daños materiales alcanzan los 29.900 millones de dólares, mientras que las pérdidas económicas y sociales ascienden a 19.100 millones de dólares. En términos de necesidades de recuperación y reconstrucción, se estima que serán necesarios 53.200 millones de dólares para restaurar las infraestructuras físicas, revitalizar la economía y reanudar los servicios básicos.
Entre los sectores más afectados, la vivienda ha sufrido los mayores daños, estimados en 15.800 millones de dólares, seguida del comercio e industria, el transporte y el sistema de agua, saneamiento e higiene. Solo los daños materiales equivalen a 1,8 veces el PIB anual de Cisjordania y Gaza.
Factores sociales: lo más alarmante
Según estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Económica y Social para Asia Occidental (CESPAO), el impacto humanitario es tal vez el más profundo y duradero en el tiempo. Se confirma que se han alcanzado niveles sin precedentes de pobreza, con un porcentaje de desempleo disparado. Pero el impacto directo e indirecto del conflicto sobre las mujeres y los niños es especialmente preocupante, destacando que “todos los habitantes de Gaza se enfrentan a la inseguridad alimentaria, y los niños y las mujeres embarazadas y lactantes corren especial peligro”.
En paralelo, se destaca que, aunque Cisjordania no se ha enfrentado a la misma escala de destrucción que Gaza, la violencia, la inestabilidad y los efectos indirectos han tenido también un impacto significativo en la población. El conflicto en curso provocó importantes pérdidas de empleo y repercusiones económicas significativas, con una tasa de desempleo del 35% en toda Cisjordania entre octubre de 2023 y septiembre de 2024 “debido a la brusca pérdida de puestos de trabajo en Israel y en los asentamientos, así como a la pérdida de empleos en la economía local”.

Lo llamativo del IRDNA es que, si bien ofrece un exhaustivo análisis del impacto del conflicto, no responsabiliza directamente a Israel por las consecuencias devastadoras en Gaza. Esto resulta crucial, ya que el control israelí sobre elementos administrativos, sociales y de seguridad limitó el acceso de ayuda humanitaria y restringió la circulación de personas, principalmente en estos últimos meses.
En consecuencia, los esfuerzos de la ONU y otras organizaciones humanitarias son extremadamente difíciles de concretar. Además, el impacto del conflicto, según el informe, ha demostrado “ser más grave que cualquier recesión económica experimentada en Cisjordania y Gaza en las últimas tres décadas”, y la pérdida de vidas, la destrucción generalizada y la rapidez de los daños a las infraestructuras “han alcanzado niveles que se cuentan entre los peores de la historia de la región de Oriente Próximo y el Norte de África”, con consecuencias prolongadas y sustanciales durante varios años.
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