Estados Unidos y Rusia esbozaron la posibilidad de una cooperación en el Ártico, una región de creciente importancia estratégica y ambiental. Sin embargo, las propuestas de colaborar, que incluyen desde el desarrollo de rutas marítimas hasta proyectos energéticos conjuntos, carecen de compromisos concretos y enfrentan importantes obstáculos debido a factores como las sanciones y una gran desconfianza mutua.

En este sentido, la investigación científica, particularmente en temas climáticos, se presenta como una posible área de colaboración menos conflictiva entre ambas potencias. Ilia Shumanov, director del proyecto Arctida, señaló que “la investigación climática conjunta, la coordinación y la prevención de desastres podrían comenzar mañana, incluso con grandes diferencias políticas”.

Sin embargo, las diferencias existentes en las prioridades estratégicas de ambos países complican esta posibilidad. Mientras que Estados Unidos enfatiza la sostenibilidad ambiental y la lucha contra el cambio climático, Rusia tiende a centrarse en los beneficios económicos del deshielo ártico, como el acceso a nuevos recursos y rutas marítimas.

Desde que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania, el Consejo Ártico, principal foro intergubernamental para la cooperación en la región, experimento una disminución en su actividad. Aunque se retomaron algunas actividades mediante procedimientos escritos y reuniones virtuales, el nivel de cooperación sigue siendo limitado. Según un informe del Belfer Center, “la reanudación del trabajo virtual requiere reconstruir la confianza entre actores que no han colaborado durante dos años o más”.

La cooperación entre EE.UU. y Rusia es importante para abordar la agenda climática en el Ártico

En simultáneo, el cambio climático continúa afectando profundamente al Ártico, con proyecciones que indican la posibilidad de veranos sin hielo marino antes de mediados de siglo. Este deshielo abre oportunidades para la navegación y la explotación de recursos, pero también aumenta los riesgos de desastres ambientales. Arild Moe, del Instituto Fridtjof Nansen, advirtió sobre el uso de petroleros sin clasificación para el hielo por parte de Rusia, lo que incrementa el riesgo de derrames de petróleo en una región ya vulnerable.

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A pesar de los desafíos, la cooperación científica en el Ártico es crucial para comprender y mitigar los efectos del cambio climático. La falta de colaboración con científicos rusos dejó vacíos importantes en la obtención de datos climáticos, ya que Rusia representa aproximadamente la mitad del Ártico en términos de costa y masa terrestre.

Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

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