Frente a recientes comentarios anónimos de funcionarios europeos, las preocupaciones se elevan en el continente debido a la posible retirada de tropas de EE.UU. y, por consecuencia, la amenaza mayor de Rusia. Los informantes familiarizados con el asunto, declaraciones que recopiló Bloomberg, afirman que el objetivo sería reducir su presencia militar en Europa pero sin desestabilizar las defensas de la OTAN.
La noticia golpea también a aquellos países del este del continente, aún más cercanos y expuestos a la amenaza de Rusia. Según lo informado por NBC News, podrían llegar a retirarse hasta 10.000 soldados de Europa del Este. Cabe recordar que antes del inicio del conflicto ruso-ucraniano, EE.UU. contaba con 65.000 efectivos, aproximadamente, en el continente europeo y, en cierto punto de la guerra, llegaron a ser 100.000 soldados.

Pero el mayor temor de Europa, más allá de esta posible retirada de tropas, se centra en no ser advertidos lo suficientemente temprano. Si bien los países parte de la alianza colectiva comenzaron a asumir una mayor parte de la carga y responsabilidad de la defensa europea, depende todavía del apoyo de EE.UU. No contar con una advertencia previa y enterarse por los medios de comunicación sobre la retirada de soldados sería trágico para los funcionarios.
Para los diplomáticos europeos, el principal mensaje a Washington es que precisan tiempo para prepararse para una menor presencia estadounidense en su región. Principalmente, porque cualquier decisión de la Casa Blanca de trasladar armamento y personal fuera de Europa podría influir en la capacidad de la OTAN para disuadir las amenazas de Rusia.

Efectivamente, cualquier tipo de retirada de tropas de EE.UU. afectará a Europa, posiblemente haciendo ver al continente como uno mucho más vulnerable. Y si bien aún se desconoce el número de efectivos que volverán a su país, podrían estar en juego los 20.000 soldados adicionales que el entonces presidente Joe Biden desplegó en Europa Oriental.
Más allá de todo, los aliados europeos esperaban que esta reducción de personal estadounidense en su territorio ocurriera en algún momento. Sin embargo, al no conocer la cantidad de tropas que se retirarán, las preocupaciones sobre su seguridad y el temor a no poder hacer frente a Moscú (debido a su dependencia de Washington) crecen día a día.

Muchos funcionarios europeos siguen defendiendo las ventajas de la presencia militar estadounidense en el continente. Consideran, principalmente, que una retirada de tropas sería una señal de “un compromiso menor” con la OTAN, puntualmente con Polonia o Rumania. Además, para ellos, cualquier salida a gran escala podría repercutir en la seguridad de EE.UU.
Pese a todo, Europa no puede permitir que sus fronteras se vean debilitadas, mucho menos ante Rusia. Los temores se tornan reales. Según las palabras del Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, “Europa necesita saber que el Tío Sam sigue cubriéndole las espaldas”.
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