Este jueves, el Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, arribó a Guyana en medio de las tensiones con Venezuela por la soberanía del Esequibo. Según sus declaraciones, la visita busca ofrecer “garantías de seguridad” y firmar un memorando de entendimiento para cooperar con Washington en materia de seguridad.
La llegada de Rubio a Guyana ocurre casi en simultáneo a los comentarios de Mauricio Claver-Carone, enviado especial de la Casa Blanca para América Latina. “Queremos trabajar con Guyana para asegurar la cooperación allí y sus garantías de seguridad. Hemos visto las amenazas de Venezuela”, subrayó. Asimismo, Claver-Carone aseguró que EE.UU. considera mantener con Guyana una relación similar a la que tiene con naciones del Golfo Pérsico que albergan tropas estadounidenses.

Las declaraciones del representante estadounidense para Latinoamérica fueron poco bien recibidas en Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro tachó de “hipócritas” los dichos de Claver-Carone y acusó a Estados Unidos de ser la “verdadera amenaza” y pretender “establecerse en Guyana como ocupante” para “agredir” a su país.
Guyana, Maduro y el petrolífero Esequibo
El extenso territorio del Esequibo es completamente rico en petróleo y otros recursos naturales. Cuenta con 160.000 km2 y es actualmente administrado por Guyana, representando dos tercios de su territorio, aunque es centenariamente reclamado por Venezuela.
Hace aproximadamente diez años atrás, el gigante petrolero estadounidense Exxon Mobil descubrió vastos yacimientos petroleros en la zona. La posesión del recurso ha influido ampliamente en la disputa territorial, principalmente porque Guyana ha otorgado licencias a empresas petroleras transnacionales para operar en áreas marítimas en disputa, mientras que Venezuela califica estas acciones como una violación de su soberanía.

En múltiples ocasiones, las tensiones entre Guyana y Venezuela han escalado al punto del enfrentamiento armado en la zona fronteriza. Además, la rivalidad entre ambos Estados se traslada a otros ámbitos. Maduro, por ejemplo, incluyó a la Guayana Esequiba en las elecciones regionales de 2025, accionar que Guyana desacreditó y amenazó con encarcelar y acusar de traición a “cualquier persona” que sea nombrada como autoridad por Venezuela en la región.
La retórica de Trump: ¿Postura anti-Venezuela o interés geopolítico?
En medio de la visita a Guyana, Rubio anunció que continúa su viaje por la región con el objetivo de fortalecer la presencia de EE.UU. y profundizar los lazos en materia de seguridad. Según la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, el objetivo es “enviar un mensaje claro de que Estados Unidos ha convertido el continente americano en una prioridad”.
Este mismo jueves, Rubio hará una parada en Surinam, luego de haber visitado Jamaica el pasado miércoles y con la crisis de Haití en agenda. No obstante, no es casualidad la visita de un alto funcionario estadounidense a países de habla no española y poseedores de petróleo, principalmente por tres motivos.
En primer lugar, su gira por América Latina puede enmarcarse en una estrategia geopolítica más amplia liderada por Donald Trump contra Maduro y Venezuela (con medidas como el arancel del 25% a países que importen petróleo venezolano o la revocación de la licencia de Chevron para operar en Venezuela). Para el mandatario estadounidense, debilitar la economía venezolana es un pretexto para alcanzar un objetivo mayor: reducir la dependencia del petróleo venezolano, escondido bajo la necesidad de “combatir en conjunto la inmigración ilegal y el contrabando”.

El segundo motivo recae en la visión de Trump sobre la política exterior de Estados Unidos de posicionarse y estar presente en donde Washington tenga la oportunidad. Trump ha dejado clara su postura de romper con la dependencia que Venezuela tiene de sus exportaciones de crudo en pos de consolidar nuevas alianzas estratégicas que le permitan obtener los mismos (o más) beneficios. De allí surgen países como Guyana, posicionado hoy día como un actor clave debido a sus vastas reservas de hidrocarburos.
Por último, es menester destacar que el Esequibo es un punto estratégico no solo para Guyana y Venezuela, sino también para países externos a la región. Ello explica no solo el interés de Estados Unidos, sino también de China. Pekín es un gran aliado de Maduro y un gran vendedor de armamento sofisticado, como los K-8W o los vehículos blindados VN-4, pero también invierte fuertemente en Guyana, participando en proyectos de infraestructura, turismo y, crucialmente, en la explotación petrolera offshore.
La creciente presencia de China en ambos países y sus grandes inversiones son sin dudas un desafío para Trump, que busca contrarrestar la influencia “comunista” en su patio trasero. Tal vez el Esequibo es la oportunidad que EE.UU. necesita para fortalecer su posición en el continente.
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