En la apertura de la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pronunció un enérgico discurso en el que reafirmó su visión sobre los desafíos globales actuales y la importancia del multilateralismo para abordarlos. Entre los temas principales, Lula subrayó la urgencia de combatir el cambio climático, erradicar el hambre y reformar el sistema de gobernanza internacional.
Seguridad alimentaria y crisis climática
En este sentido, el mandatario brasileño instó a los líderes mundiales a abordar de manera más efectiva la creciente crisis climática, que afecta de manera desproporcionada a las naciones más vulnerables. “El planeta no espera más. Está cansado de promesas incumplidas”, advirtió Lula, destacando las recientes inundaciones en Brasil y otros desastres climáticos globales. También reafirmó su compromiso de alcanzar la deforestación cero en la Amazonia para 2030 y de luchar contra quienes se benefician de la degradación del medio ambiente.
La seguridad alimentaria fue otro de los ejes en su discurso, Lula hizo un llamado a la acción global para erradicar el hambre, un problema que, según los últimos datos de la FAO, afecta a 733 millones de personas en todo el mundo. “El hambre es un flagelo que no podemos permitir en el siglo XXI. Mi gobierno ya ha sacado a más de 24 millones de personas de la inseguridad alimentaria severa solo este año”, afirmó Lula, señalando la creación de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa que Brasil liderará en el marco del G20.
Además, criticó la creciente concentración de la riqueza global y la baja tributación de las grandes fortunas. El líder latinoamericano señaló que las 150 mayores empresas del mundo obtuvieron beneficios de 1,8 billones de dólares en los últimos dos años, mientras que más del 60% de la población mundial ha experimentado un empobrecimiento. “Los superricos pagan mucho menos impuestos que la clase trabajadora. Esto debe cambiar a través de una cooperación internacional para desarrollar normas mínimas de tributación global”, subrayó.
Conflictos armados
Por otra parte, el presidente brasileño enfatizó la necesidad de una reforma urgente en las Naciones Unidas, particularmente en el Consejo de Seguridad, al que criticó por su falta de transparencia y capacidad para resolver conflictos. “Estamos llegando al final del primer cuarto del siglo XXI con una ONU cada vez más vaciada y paralizada. Es hora de devolver a esta organización su relevancia”, afirmó. Lula también expresó su preocupación por la exclusión de América Latina y África de los asientos permanentes del Consejo de Seguridad y propuso una conferencia para revisar la Carta de la ONU.
Siguiendo esta línea, Lula abordó el tema de los conflictos armados en Ucrania, Sudán, Yemen y Medio Oriente, condenando tanto el terrorismo como las respuestas desproporcionadas que perpetúan ciclos de violencia. Al respecto, enfatizó la importancia de que el uso de la fuerza esté siempre respaldado por el Derecho Internacional y criticó la escalada de los conflictos sin un enfoque en soluciones pacíficas.
Brasil, un actor comprometido con la agenda global
Lo cierto es que con este discurso ante la Asamblea General de la ONU, Lula da Silva busca reafirmar nuevamente el papel de Brasil como un actor global capaz de comprometerse con los grandes desafíos globales, presentando una agenda que aboga por un mundo más justo, inclusivo y sostenible. Además, con su crítica hacia las profundas desigualdades que existen en el sistema internacional entre el Norte y el Sur, pone de relieve las asimetrías estructurales y aboga por una mayor equidad en la distribución de recursos y poder.
En esta línea, el mandatario brasileño, en su ya tercer rol como presidente de Brasil, trae nuevamente al foro más importante del debate mundial las preocupaciones que atraviesan al Sur Global. Este movimiento también se enmarca en la estrategia que lleva hace décadas Lula de posicionarse en el tablero internacional como la voz clave – y representante – de las regiones menos favorecidas.
Lula y una diplomacia “equilibrada” en los conflictos globales
Por otra parte, buscó reforzar el compromiso de Brasil con la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos internacionales y la promoción de una gobernanza más democrática y equilibrada. Al tocar temas delicados como los actuales conflictos bélicos en desarrollo, y abogar por reformas en instituciones internacionales como el Consejo de Seguridad de la ONU, Lula deja en claro su postura a favor del respeto a los derechos humanos y las normas internacionales.
Su condena a las respuestas militares asimétricas y desproporcionadas también exponen su visión de una diplomacia más “equilibrada” en la que las soluciones pacíficas deben prevalecer sobre la violencia. Esta visión ya se vio plasmada a nivel internacional, con su posición en el conflicto entre Israel y Hamás, y en la guerra entre Rusia y Ucrania, donde Lula optó por constituirse como un actor mediador. A través de su importante participación en los BRICS y una serie de reuniones bilaterales con mandatarios de otros países, el presidente brasileño promovió activamente las negociaciones hacia acuerdos de paz que involucren a todas las parte.
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