La toma de posesión de Bernardo Arévalo como presidente de Guatemala fue retrasada por opositores el pasado domingo. Esto generó un clima de incidentes y tensión política en el país.

Daniele Volpe para The New York Times

La situación crítica en torno a la transición del poder se desencadenó luego de que la Corte de Constitucionalidad de Guatemala permitiera a miembros conservadores del Congreso, opositores a Arévalo, mantener su liderazgo en la cámara. Los diputados mantuvieron discusiones acaloradas hacia el mediodía, cuando se esperaba que el Congreso nombrara oficialmente como presidente a Bernardo Arévalo.

El líder electo, que ganó las elecciones presidenciales de Guatemala por un amplio margen en agosto, enfrenta ataques legales por parte de fiscales, jueces y dirigentes políticos para impedir su toma de posesión. Sin embargo, el domingo Arévalo señaló que junto a su compañera de fórmula, Karin Herrera, se convertirían en presidente y vicepresidenta de Guatemala a las 4:00 p. m. (hora local) de acuerdo con la ley guatemalteca.

En las calles de ciudad de Guatemala, cientos de personas salieron a manifestar su apoyo a Arévalo, denunciando estrategias para evitar que un Gobierno democráticamente electo asuma el poder Las imágenes del hecho también muestran a partidarios intentaron abrirse paso entre barricadas policiales hacia el Congreso, exacerbando la tensión en la capital.

“Esto es un abuso”, dijo José Inés Castillo, miembro del Congreso, quien acusó a otros integrantes de la cámara de estar “fraguando el golpe de Estado”. Mientras Castillo hablaba con los periodistas presentes en el lugar, se escuchaban gritos de fondo que decían “golpistas”.

The New York Times

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