¡Buenos días! ¿Cómo están? Espero que muy bien. Llega una nueva entrega de “12 Escenarios”. El cronograma fue sometido al VAR y, luego de un álgido intercambio, habilitó la continuidad a pesar de haber alterado las fechas. 

En esta entrega, el breve recorrido se detiene en el sureste de Europa y suroeste de Asia. Un enclave geográfico estratégico que permanentemente es escenario de análisis y estudio desde las relaciones internacionales, mayormente tomando en cuenta las variables y condicionantes de índole geopolítica, económica, humanitaria y socio ambiental. Hoy el tema de abordaje es Turquía (Türkiye como nombre oficial).

Para ello, tengo el gusto de contar con el análisis de Emre Tirakioglu. Él es licenciado en relaciones internacionales, representante de Hasene International en América Latina y columnista sobre política internacional en América Latina para Independent Turkish.

Una primera reflexión que se podría esbozar sobre este país es que la unilateralidad de políticas no es una opción del todo viable, ya que no es lo suficientemente fuerte como para imponerlas, pero su magnitud no la convierte en lo suficientemente débil como para verse obligado a entrar en la órbita de otra gran potencia. 

En palabras de Emre: “Desde la disolución del Estado Otomano y la fundación de la república hasta la actualidad, Turquía está rindiendo una prueba difícil entre ser un país satélite de las hegemonías o ser un país soberano e independiente”. Turquía, definitivamente es un actor de peso en el escenario internacional en el siglo XX, pudo mantener su entereza, a pesar de las variadas turbulencias internas y externas. 

Dando un salto hacia el siglo en curso, la realidad evidencia que Recep Tayyip Erdogan es la principal cara del país desde hace 20 años. De lo que se puede decir de esta figura política, que pasó por ser alcalde de Estambul (1994-1998) y que desde 2003 se convirtió en primer ministro, es que su liderazgo tuvo en este 2023 el desafío mayúsculo de no culminar como su predecesor, Bülent Ecevit, con un terremoto que contribuyó significativamente a desmoronar la popularidad del gobierno. En el caso del actual gobierno, el debilitamiento del gobierno por el contexto de la invasión rusa a Ucrania, la catástrofe humanitaria de los terremotos de febrero del 2023 y una situación económica comprometida con la lira turca devaluada hicieron pensar en el fin de la gestión. Pero no sucedió y Erdogan fue reelecto una vez más.

Ahora bien, ¿cómo ha evolucionado su perfil en todo ese tiempo? A falta de un recorrido exhaustivo, bien se podrían encuadrar su primera década en el gobierno e identificación con el islamismo moderado y democrático. Ahora bien, durante el trajín de la segunda década del siglo XXI, ha tendido a verse cómo en la disciplina politológica encuadra en la evolución hacia un autoritarismo electivo. De todos modos, ello no impidió avanzar hacia un desarrollo industrial robusto y de significativo peso en el mercado internacional. Dos momentos, a criterio de quien escribe, claves en los últimos años, uno en el plano nacional y otro en el plano internacional. 

El primer momento sucedió en el 2010, en el contexto de lo que se conoce como la Primavera Árabe, que significó un viraje significativo en la geopolítica turca. Este viraje dejó atrás una posición más bien de neutralidad, no intervencionismo y de relaciones amistosas con sus vecinos – particularmente con Irak y Siria –, dando paso a un papel más activo, lo que implicó inevitablemente introducirse en las políticas internas de otros países. A este cambio de posición se le atribuye la puerta a ciertos conflictos con Rusia, por su apoyo a grupos rebeldes que luchaban contra el gobierno sirio, respaldado por Rusia. De todos modos, esto no impidió simultáneamente la colaboración económica y energética entre ambos países.

El otro momento de índole nacional fue el 2015. Ese año perdió la mayoría absoluta, lo que significó un revés. No obstante, un rápido repaso contextual nos remite a que ese año se produjeron atentados en Suruç (julio) y en Ankara (octubre), dejando un saldo total de 118 víctimas fatales y 190 heridas. A ello se le sumó el recrudecimiento de la inestabilidad en la frontera con Siria y los kurdos y la crisis de los refugiados. Este escenario regional y nacional resultó en recuperar la amplia mayoría, no sin obviar decir que se vio potenciado por la construcción de un relato nacionalista. Un año más tarde, promediando la primera quincena de julio, se produjo un intento de golpe de Estado en el que la organización terrorista Fetullah (FETO) atacó la nación y la democracia turca, dejando a 251 personas muertas por intentar defender las instituciones democráticas y más de 6.000 detenidos.

Ahora sí, yendo a la reelección de Erdogan, la visión geopolítica indica que, a los efectos de los intereses en la región, no fue bien recibida por Estados Unidos y algunos países europeos. Particularmente con Estados Unidos, Emre subraya el zigzag a los embargos estadounidenses, ya que hubo varios desacuerdos entre las diferentes administraciones de Obama-Trump- Biden y el gobierno de Erdogan. Entre estos desacuerdos se encuentra un punto no menor del causante del deterioro económico turco que, como relata Emre, están ancladas en las decisiones tomadas de Erdogan a favor de los intereses nacionales y la respuesta de EEUU al comportamiento de Turquía castigándolo con sanciones económicas. Otro punto que le interesa a quien escribe es la figura de Hakan Fidan, nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Turquía. Hay que subrayar que él fue ex jefe de inteligencia y que, existen motivos para interpretar que la diplomacia e inteligencia turca actuara un rol clave en los próximos 5 años para el Estado Turco en la región.

No se puede ignorar el impacto de la guerra en Ucrania. “Lo último que un país puede querer es inestabilidad a su alrededor”, comenta Erme. Continúa: “Turquía, teniendo en cuenta el conflicto entre dos países vecinos, busca establecer una puerta abierta al diálogo entre los partes para que algún momento lleguen a un punto medio. Aunque en el mundo occidental el único culpable considerado es Rusia en el conflicto ruso-ucraniano, juega un papel decisivo la provocación de EEUU en meter a Ucrania a la OTAN. Hoy por hoy ha empezado la invasión rusa en Ucrania, pero no sabemos cuál será el punto final y después de Ucrania, cuál será la próxima ubicación del batallón entre EEUU y Rusia.

¿Existe algo así como un doble agente en Turquía? No se puede ignorar que las decisiones del gobierno turco tienen una lectura de índole geopolítica. Esto se expresa en el bloqueo a la expansión de la OTAN, a sabiendas de las trabas que establece sobre la entrada de Suecia, a pesar de que este último presentó la solicitud con Finlandia, que sí ha sido aceptado en la organización. ¿Se podría atribuir el problema al PKK (al cual Turquía considera una organización terrorista) radicado en Suecia, basados en la quema de un ejemplar del Corán en territorio sueco en este año? Posiblemente.

¿Existe algo así como erdoganismo? El intento del golpe del año 2016 significó una depuración de los sectores opositores al gobierno. Más todavía, al año siguiente, el presidente dejó en evidencia la división del país cuando llevó a referéndum la reforma de la Constitución del país, que databa de 1982. El resultado, para el cual votaron aproximadamente 50 millones de personas, fue favorable con el 51% de los votos frente al 49% por la negativa, dio lugar a una república presidencialista, con muchos más poderes para Erdoğan. A su vez, incluyó cambios como la eliminación de la figura del primer ministro, la asunción por parte del presidente de todo el poder ejecutivo, el aumento del parlamento de 550 a 600 miembros, la pérdida de capacidad de escrutinio del poder ejecutivo por parte del parlamento.

Pero más todavía, la actitud del gobierno de Erdogan de no pertenecer a ningún bando y tomar un rol de mediador imparcialmente hasta ahora le está saliendo exitoso en el conflicto ruso-ucraniano. Gracias a eso se logró el acuerdo de exportación de cereales de Ucrania con Rusia, conocida como “Iniciativa de Granos del Mar Negro” para evitar una crisis alimentaria en el mundo.

Por último, preguntarnos dónde radica el apoyo a Erdogan. Para sorpresa de algunos, no para otros, la piedra angular del apoyo de Erdogan son los conservadores religiosos islámicos, por su pertenencia al Partido Justicia y Desarrollo (AKP), que tiene raíces en el islam político. También está apoyado por los sectores rurales y urbanos más pobres, ya que promovió programas de bienestar social, en particular para los de más bajos recursos. De esta manera, pensando regionalmente, la forma en que la geopolítica afectará la relación de Turquía con Occidente en el futuro dependerá de si compiten o cooperan en su vecindad compartida.

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