En el marco de la Cumbre de presidentes sudamericanos en Brasilia, los líderes de la región brindaron una serie de discursos respecto a la coyuntura actual y los desafíos a sortear por delante. Uno de los primeros fue el del anfitrión brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien entre otras cuestiones, abogó por la unidad regional y el rol protagónico que Latinoamérica puede cumplir como bloque en el mundo. 

En línea a esto, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, coincidió con el diagnóstico previo de su colega brasileño y afirmó: “Estamos saliendo de un proceso de desintegración de América Latina. No puedo dejar de mencionar la influencia de los años en que Donald Trump fue presidente de Estados Unidos ni la creación del Grupo de Lima con el único propósito de permitir la intervención militar en un país sudamericano, ni que UNASUR se diluyó para crear Prosur, porque esa fue la lógica propuesta por Washington”.

Unidad en América Latina

El mandatario argentino además adoptó una postura filosófica sobre el momento de cambio que atraviesa el mundo y sostuvo: “Estamos en un momento en el que la globalización ya no es como la conocíamos. Lo que antes era un proceso de reubicación de industrias ahora se está revirtiendo, con empresas que regresan a sus países de origen. Es un hecho objetivo que hoy la globalización está bajo revisión”.

Según el jefe de Estado, este nuevo contexto surge “cuando las instituciones democráticas están mostrando su debilidad en la región. Y eso nos preocupa porque la construcción de la democracia y la preservación de los derechos humanos es algo que le costó la vida a muchas personas en América del Sur y no podemos perder eso”. Y en su opinión, la revisión de los procesos de globalización será clave para fortalecer a las regiones.

“¿Qué necesita el mundo?”, preguntó en voz alta para responder que América Latina lo tiene todo: “Tenemos energía, tanto hidrógeno verde como gas para cubrir la transición, y alimentos. Pero tenemos que dejar de exportar granos o semillas y comenzar a suministrar alimentos industrializados. Además, junto con Chile y Bolivia, tenemos dos tercios del litio del mundo, lo que representa una formidable oportunidad”. Siguiendo el discurso predominante en la cumbre, Fernández afirmó: “Querían hacernos creer que UNASUR era un bloque ideológico. Yo vi una UNASUR donde Álvaro Uribe coexistió con el presidente Hugo Chávez cuando no pensaban lo mismo. Porque UNASUR se trata de intereses comunes que debemos profundizar y desarrollar”.

Divergencias

Sin embargo, esta Cumbre también reveló la carencia de un punto en común. Entre los que divergieron se encontraban el presidente chileno, Gabriel Boric, y su homólogo uruguayo, Luis Lacalle Pou – quienes figuran entre los presidentes más jóvenes -. La disidencia se originó a partir de la presencia del mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, sobre lo cual el líder uruguayo fue el más directo, al afirmar a través de Instagram que la cumbre haría una declaración sobre derechos humanos y democracia que todos tenían la intención de firmar. Cuestionando si se respetaba alguno de esos principios en Caracas.

Por su parte, Gabriel Boric fue más políticamente correcto al afirmar: “Nos complace ver a Venezuela regresar a los foros multilaterales porque creemos que los problemas se resuelven allí y no con declaraciones en las que solo nos atacamos mutuamente. Sin embargo, eso no significa pasar por alto problemas o ignorar principios importantes para nosotros”.

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Redacción
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