El reciente terremoto que sacudió la región fronteriza entre Turquía y Siria, dejó un número de víctimas que ya ha superado las 5.000 personas, mientras que la Organización Mundial de la Salud ha sugerido que podría aumentar hasta 20.000. Esta catástrofe provocó un gran apoyo por parte de la comunidad internacional, enviando numerosos equipos internacionales de rescate, médicos y de otro tipo a las líneas del frente para sacar a los sobrevivientes de los edificios derrumbados bajo lo que se denomina “diplomacia de desastre” entre países.

Sin embargo, los desastres en las zonas de conflicto datan desde hace más de 20 años, con la particularidad de que cualquier ayuda, la búsqueda de respuestas y todo esfuerzo por reducir los impactos sísmicos, se complica por la mala relación que existe entre Turquía y Siria. Sin embargo, especialistas internacionales afirman que tanto la diplomacia efectiva como la voluntad de los países de trabajar juntos – a pesar de sus tensiones – pueden marcar una gran diferencia.

Particularmente la zona sobre la que ocurrió el reciente terremoto ha sido protagonista de un conflicto violento de larga duración. Los kurdos de la región han estado luchando por una patria durante años en Turquía, Siria e Irak; mientras que Siria ha sido destrozada por la guerra civil desde el año 2011, por lo que el área alrededor de la frontera de Turquía con Siria está repleta de refugiados de los combates y es un punto de cruce para los terroristas.

Están surgiendo informes de que Damasco está exigiendo el control de la ayuda que cruza hacia Siria y está permitiendo que los suministros de socorro ingresen a la región a través de un solo cruce fronterizo. Ha habido llamados para que se abran más puntos de cruce para permitir que la ayuda llegue a las personas afectadas por el desastre en las áreas turcas afectadas por los terremotos, pero hasta ahora no hay confirmación de que Siria lo permita.

Más allá de cualquier conflicto territorial de larga data,  la experiencia pasada sugiere que si los países que aparentemente están en desacuerdo pueden unirse después de una catástrofe como esta, a veces puede generar dividendos. Turquía representa un ejemplo de ello, ya que durante varias décadas, el país ha tenido una relación tensa con su vecina Grecia – incluso con respecto a Chipre desde que las fuerzas turcas invadieron el norte en 1974 en respuesta a un golpe apoyado por el gobierno militar griego de la época -.

Rescuers search for victims and survivors amidst the rubble of a building that collapsed in Adana on February 6, 2023, after a 7.8-magnitude earthquake struck the country’s south-east. – The combined death toll has risen to over 1,900 for Turkey and Syria after the region’s strongest quake in nearly a century on February 6, 2023. Turkey’s emergency services said at least 1,121 people died in the 7.8-magnitude earthquake, with another 783 confirmed fatalities in Syria, putting that toll at 1,904. (Photo by Can EROK / AFP)

Sin embargo, dos terremotos ocurridos durante el año 1999 desafiaron – y reconfiguraron – esta imagen de enemistad y desconfianza mutua. El 17 de agosto, más de 17.000 personas murieron en un terremoto en el noroeste de Turquía. Grecia ofreció una amplia asistencia que Turquía aceptó.

Posterior a ello, durante el 7 de septiembre, el principal equipo de búsqueda y rescate de Turquía se comunicó con el embajador griego en dicho país para explicarle que fueron informados respecto a un temblor que sacudió Atenas y mató a más de 140 personas, ofreciéndo de esta manera ayuda.

Desde entonces, la colaboración entre Grecia y Turquía en la prevención de desastres (incendios forestales, terremotos y otros peligros) fue persistiendo a lo largo del tiempo a pesar del estado cambiante de su relación diplomática. Tanto es así, que hoy, a menos de dos meses de las amenazas de guerra por el territorio en disputa en el mar Egeo, Grecia ofrece una vez más ayuda en casos de desastre a Turquía tras los últimos terremotos.

Investigaciones han demostrado que la “diplomacia informal en casos de desastre” destinada a prevenir o mitigar los impactos de los desastres, como los que se ven en estos terremotos, tiende a tener más éxito que la cooperación después del evento. Las acciones previas al terremoto a largo plazo son ciertamente mucho más efectivas para salvar vidas y ayudar a las personas que esperar hasta que el suelo se sacuda y la infraestructura se derrumbe.

Fuente: The Conversation.

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Redacción
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