Por Ezequiel Magnani

*Esta nota retoma reflexiones planteadas en el Documento anual 2021 de la Fundación Meridiano de Estudios Internacionales y Política Exterior.

La Defensa Nacional es una herramienta fundamental que tienen los Estados a la hora de posicionarse en el escenario internacional y relacionarse con otros países. Esto es así principalmente por dos razones. En primer lugar, porque el instrumento militar es el que garantiza, en última instancia, la integridad territorial y la autodeterminación del pueblo frente a amenazas estatales externas. En otras palabras, es el brazo armado del Estado que actúa como protector de la Constitución, el territorio y la forma de vida de los ciudadanos. En segundo lugar, porque las distintas vertientes que se desprenden de la política de defensa constituyen elementos que son utilizados por los Estados en tiempos de paz para relacionarse con otros actores presentes en el sistema internacional. Asimismo, la forma en la que un país se desempeña en este ámbito condiciona fuertemente el tipo de respuesta que éste da cuando su seguridad es amenazada.

Esta segunda cuestión es clave y puede reflejarse en (i) los socios que un país elige para hacer ejercicios combinados y la modalidad de éstos últimos, (ii) las decisiones tomadas por los oficiales de Estado con respecto al despliegue, el adiestramiento, la organización y la doctrina castrense, y (iii) el tipo de desarrollo de sistemas de armas que decide realizar (financiamiento propio/elección de proveedores externos y modalidad). Estos tres puntos constituyen instrumentos que tiene un Estado para contribuir a su posicionamiento internacional a partir de la política de defensa en tiempos de paz e influyen fuertemente en el desempeño que tiene un Estado cuando sus intereses vitales son amenazados.

En el caso de Argentina, el inicio de la administración Fernández marcó un cambio abrupto en lo que refiere a estos tres puntos. En consideración del primero, se discontinuó la realización de ejercicios combinados vinculados al accionar del instrumento frente a amenazas no convencionales como el terrorismo y el narcotráfico que había incluido la administración anterior a partir del 2017. Entre ellos se destacan el Bold Alligator, Panamax y Team Work South (1). A su vez, se priorizó la realización de ejercicios conjuntos con las Fuerzas Armadas de los Estados suramericanos (2). Con respecto al segundo, la Directiva Política de Defensa Nacional del 2021 (3) –en donde la esfera política marca los lineamientos estratégicos que va a tener la política de defensa– tiene una marcada orientación hacia el Atlántico Sur, en donde se menciona en reiteradas oportunidades que la usurpación ilegal de territorio argentino por parte de Gran Bretaña es una preocupación central para el sistema de defensa argentino. En esta línea, se destaca la creación de Comando Conjunto Marítimo (4), la perspectiva de construir el Polo Logístico de Ushuaia(5) para abastecer a la Antártida, la radarización (6) de la Patagonia y el establecimiento de una ruta aérea entre Río Gallegos-Río Grande-Ushuaia con dos vuelos diarios con aviones DHC-6 Twin Otter de la Fuerza Aérea Argentina (7). Es decir, se comenzaron a tomar acciones concretas que reflejan la orientación del sistema de defensa nacional hacia el Atlántico Sur.

No obstante estos avances, una de las cuestiones más destacadas de la política de defensa de la administración Fernández es la correspondiente a la fuerte inversión (8) en defensa nacional. La piedra angular que sostiene esta inyección de recursos públicos es el Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF) (9), cuyo objetivo es contribuir a la recuperación, modernización y/o incorporación de material militar priorizando los criterios vinculados a la sustitución de importaciones, la innovación tecnológica y el robustecimiento del sistema productivo nacional para la defensa mediante el fomento de la vinculación público-privada. 

En este marco, el objetivo argentino de recuperar, modernizar e incorporar capacidades materiales vía el FONDEF trae reflexiones vinculadas a la manera en que la ejecución de dicho fondo contribuye no solo al reequipamiento, sino también a la orientación estratégica de la política de defensa en lo vinculado al Atlántico Sur y al posicionamiento internacional del país.

Por un lado, la voluntad de recuperar, modernizar e incorporar medios choca contra el embargo británico a la hora de adquirir de proveedores occidentales sistemas de armas cuyo objetivo es repeler de forma disuasiva y/o efectiva amenazas de otros Estados (10). Esta imposibilidad es uno de los mayores desafíos que tiene la Argentina en materia de defensa nacional, ya que obliga al país a entablar relaciones comerciales con proveedores no occidentales en un escenario donde las relaciones entre grandes poderes (Estados Unidos de América-China-Rusia-Unión Europea) es cada vez más imprevisible, conflictiva y encuadrada en un razonamiento político maniqueo. Por el otro, esta necesidad de entablar relaciones comerciales y militares con actores no tradicionales se complementa con la fuerte necesidad de que los términos de dicha adquisición incluyan transferencia de tecnología, dinamicen el sistema productivo nacional y contribuyan a generar empleo. Esto trae como consecuencia la importancia de reflexionar sobre (i) el marco legal bajo el cual se da la transferencia de tecnología, (ii) el sistema productivo nacional y su capacidad de incorporar en su proceso productivo la tecnología extranjera con el objetivo de aumentar cada vez más la autonomía tecnológica nacional en materia de defensa; y (iii) la distribución que tienen en el territorio nacional el sistema productivo nacional que está vinculado a la defensa con la intención de considerarlo en el planeamiento estratégico.

Trabajar sobre estas cuestiones es fundamental para pensar no solo la defensa nacional, sino la forma en la que la Argentina se posiciona frente a la comunidad internacional. En definitiva, la política de defensa puede ser vista como una dimensión de la inserción internacional del país y es por eso que estos debates deben darse no solo en el ámbito político, sino también en la esfera de la sociedad civil. Es por eso que el Documento Anual 2021* de la Fundación Meridiano indaga y reflexiona sobre las implicancias del FONDEF para la inserción internacional argentina con la intención de colaborar en colocar a la defensa nacional como parte del debate público. 

Para leer el documento completo: https://fundacionmeridiano.com/propuestas-para-proyectar-argentina-2021/

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Ezequiel Magnani: Máster en Estudios Internacionales. Secretario Académico de la Fundación Meridiano de Estudios Internacionales y Política Exterior.

Referencias en el texto: 

  1. Ley 27.484, Anexo I. Autoriza la entrada de tropas extranjeras al territorio nacional y la salida de fuerzas nacionales. https://bit.ly/3HNWUrV
  2. Ley 27.645, Anexo I. Autoriza la entrada de tropas extranjeras al territorio nacional y la salida de fuerzas nacionales. https://bit.ly/34ljYk4
  3. Decreto 457/2021 https://bit.ly/3ISzgvB
  4. Resolución 244/2021 del Ministerio de Defensa. https://bit.ly/3ChW0m6
  5. Ver https://bit.ly/3KfFhTe
  6. Ver https://bit.ly/3MDJsur
  7. Ver https://bit.ly/3sMLxMH
  8. Ver https://bit.ly/3Kok9dU
  9. Ley 27.565 Fondo Nacional de la Defensa. https://bit.ly/3HMa48N
  10. Ver https://bit.ly/3pzSsa2
Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

2 COMENTARIOS

  1. el articulo del analista contiene falsedades, como que el fondef es un cambio fundamental en la politica de defensa, cuando es solo un placebo, y sobre que los aviones comprados por macri no vuelan por el veto britanico cuando no vuelan porque el actual gobierno se niega ponerlos en vuelo para que el gobierno de macri no se lleve el crédito politico por la compra de dichos aviones ,etc.

  2. El instrumento militar es, en ultísima instancia, también garante de la estabilidad institucional de la Nación. Esto es algo que nunca se debe olvidar. Suelo ver videos de veteranos de la guerra civil de El Salvador, y salvando las distancias, las fuerzas policiales y de seguridad fueron rebasadas, solo las FAES pudieron evitar que la guerrilla izquierdista se hiciera con el poder en ese país. La importancia de poseer unas FFAA creíbles y respetables como un instrumento insustituible de política exterior nunca fue entendida por la clase política argentina, en general.

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