La inflación en la eurozona ha subido a su nivel más alto en casi una década, aumentando la presión sobre el Banco Central Europeo (BCE) para que reduzca el ritmo de sus compras de bonos.

Impulsado por la reciente recuperación económica de la región, el aumento de agosto del índice armonizado de precios al consumo de la eurozona hasta el 3% con respecto al año anterior fue superior al 2,2% de julio. La subida superó las expectativas de la mayoría de los economistas.

Los precios de consumo no han subido tan rápido en el bloque de 19 países desde noviembre de 2011, cuando el BCE acababa de subir los tipos de interés para la región, la última vez que lo hizo.

Los precios en agosto aumentaron o se mantuvieron planos en términos interanuales en todos los países de la eurozona. Las tasas de inflación más altas, de entre el 4,5% y el 5%, se dieron en Estonia, Lituania y Bélgica. Sólo cuatro países de la eurozona tienen ahora una inflación inferior al 2%, frente a los 16 países de marzo.

Las subidas de precios se deben a la recuperación económica tras el impacto de la pandemia, al aumento de los costes energéticos, a la anulación del recorte del impuesto sobre el valor añadido aplicado por Alemania el año pasado y a los cuellos de botella en las cadenas de suministro.

El periódico alemán Bild denunció el martes el “nuevo choque inflacionista” en un titular de portada, después de que la tasa de inflación del país alcanzara su máximo en 13 años. 

En el último año, los precios de la energía han subido un 15,4%, los de los alimentos, el alcohol y el tabaco un 2% y los de los bienes industriales un 2,7%. La inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles de la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco, se duplicó con creces hasta el 1,6%, su nivel más alto desde 2012.

La mayoría de los economistas esperan que la inflación vuelva a caer el próximo año, a medida que los factores temporales desaparezcan. Sin embargo, el reciente aumento de los precios sigue dando argumentos a los responsables de la fijación de los tipos de interés del BCE, más conservadores: se espera que presionen para que se reduzcan las compras de bonos en el marco de su programa de compras de emergencia de 1,85 billones de euros cuando se reúnan la próxima semana.

La inflación está aumentando en muchos países a medida que la economía mundial se recupera del impacto de la pandemia, lo que aumenta la presión sobre los bancos centrales para que empiecen a reducir el estímulo monetario que lanzaron el año pasado. En Estados Unidos, donde la inflación supera el 5%, el presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, dijo la semana pasada que empezaría a reducir sus compras de activos este año.

El aumento de la inflación, más rápido de lo previsto, también pondrá a prueba la nueva estrategia del BCE, presentada en julio. El banco central elevó ligeramente su objetivo de inflación hasta el 2% y dijo que, aunque estaba dispuesto a tolerar cualquier rebasamiento moderado y transitorio, prometía mantener una política “enérgica y persistente” para alcanzarlo.

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Redacción
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