A menudo se buscan respuestas a los problemas que nos aquejan en el terreno de lo político, sin pensar que la acción política esta determinada por cuestiones de índole funcional. Ya lo decía Curzio Malaparte: la defensa del estado es cosa técnica. Traducido a la jerga del mundo posmoderno, esto significa que los intereses de las unidades dominantes (países hegemónicos, intereses corporativos globales y entidades de la sociedad civil) operan con una lógica propia, que desatiende a las cuestiones transcendentales y que está decididamente enfocada en la utilidad y en la constitución de un marco normativo que no hace demasiada referencia a cuestiones éticas.

Para entender como se encolumnan los intereses de las unidades dominantes y examinar como estos afectan al tablero mundial, nada mejor que ahondar en la obrar de uno de los tecnócratas más importantes del siglo veintiuno: Philip Bobbitt. Este pensador estadounidense tuvo una carrera de gran prestigio asesorando tanto a gobiernos demócratas como republicanos durante tres décadas.

La obra de Bobbitt no ha sido al traducida al castellano. No obstante ello, los aventureros del ciberespacio seguramente podrán toparse con los libros de este pensador en su idioma original. Las tres principales obras de Bobbitt sirven para ayudarnos a entender lo que está pasando, para decirlo en términos prosaicos, y como se piensa al mundo desde los más encumbrados foros tecnocráticos del mundo desarrollado.

En Tragic Choices, el cual Bobbitt escribió en co-autoría con Guido Calabresi, otrora juez federal de la Camara de Apelaciones de los Estados Unidos, el tecnócrata originario de Tejas aduce que los bienes y servicios a disposición de una sociedad son necesariamente escasos. Desde esta perspectiva se deduce que estos bienes pueden distribuirse (1) a través del mercado, (2) por acción política, (3) por la vía del azar (lottery) o (4) por lo que marca costumbre. Cada una de estas opciones acarrea una opción trágica, en el sentido que no todos los individuos pueden satisfacer sus necesidades en la manera deseada.

En The Shield of Achilles, Bobbitt explaya la forma de organización del estado posmoderno. Según el pensador estadounidense, la era de la globalización está dando lugar al declive final de la idea del “estado-nación,” reemplazándose este por el “merco-estado” (market state). El estado nación suponía la existencia de una forma de gobierno dedicada a proteger los intereses de una comunidad política anclada en un territorio particular, y unida por la afiliación a una etnia, religión o lengua específica. La decentralización económica producida por la globalización hace que se pase a una nueva forma de organizar al estado. El “merco-estado” no tiene como propósito proteger económicamente a la población, sino “maximizar las oportunidades económicas” de los individuos. Esto explica, de alguna manera, la frustración de la ciudadanía hacia lo que se percibe como la falta de responsividad hacia los problemas económicos que aquejan a la gente, la cual se manifiesta en la irrupción del fenómeno populista en América del Norte y Europa.

En Terror and Consent, Bobbitt explica como la globalización crea una situación en la cual la decentralización de oportunidades redunda en crecimiento sostenido para los países que logran insertarse en el esquema globalizador de manera eficiente pero también en la aparición del fenómeno del terrorismo internacional, la proliferación de armas de destrucción masiva y la expansión de enfermedades, así como también las catástrofes naturales que afectan al planeta de manera cada vez mas creciente. Según Bobbitt, la mejor manera de hacer frente a esas “plagas” es creando los parámetros legales que sirvan para poder implementar las medidas necesarias para contrarrestar sus efectos mas negativos.

Este pensamiento tecnocrático acerca de la naturaleza del mundo contemporáneo puede resumirse de esta forma. Los recursos económicos a disposición de la población mundial son escasos y solo pueden distribuirse aplicando medidas funcionales de corte arbitrario, aunque basadas en un espectro normativo predecible. La era de la globalización hace que el ser humano tenga, a priori, más oportunidades económicas, pero también más desprotección, sobre todo si se tiene en cuenta los problemas que actualmente aquejan a la humanidad. Sobrevivir a estos eventos implica aceptar el aspecto trágico del mundo contemporáneo y tomar medidas que de alguna forma puedan morigerar sus aspectos más negativos.

Bobbitt piensa al mundo como un tecnócrata de prestigio que opera desde la potencia hegemónica. De todas formas, este pensamiento técnico tiene implicancias de gran envergadura para los países que no detentan poder y que, por ende, tienen una capacidad de autonomía restringida. Las grandes catástrofes globales descriptas por Bobbitt no tienen las mismas repercusiones en todos los países. La construcción de hegemonía requiere también de cierto sentido de sumisión por parte las naciones periféricas. Por eso, es menester de aquellos que pensamos al mundo en criollo crear una nueva pedagogía dedicada a establecer una teoría y praxis de las relaciones internacionales (y geopolíticas) menos pasiva y basada en los desafíos que nos aquejan de manera más inmediata.

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Nicolas Lewkowicz
Nicolas Lewkowicz realizó estudios de grado y posgrado en Birkbeck, University of London y The University of Nottingham, donde obtuvo su doctorado en Historia en 2008. Ha escrito cuatro libros sobre temas relacionados con la Guerra Fría, además de haber enseñado historia europea e internacional en diversas universidades del Reino Unido y Estados Unidos. Su último libro, Auge y Ocaso de la Era Liberal-Una Pequeña Historia del Siglo XXI, fue publicado por Editorial Biblos (Buenos Aires) en 2020.

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