El Gobierno danés ha retirado el permiso de residencia a 94 personas refugiadas procedentes de Siria. Esta decisión, criticada por la Unión Europea y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la convierte en el primer país de la UE en revocar los permisos de residencia de los refugiados, afirmando que “es seguro” regresar a la nación en guerra.

A partir de 2019, se ha convertido en el primer país de la Unión Europea en denegar un permiso de residencia a algunos refugiados sirios, lo que refleja una política migratoria y de asilo más restrictiva de la región europea. De los 34.000 refugiados a los que se le ha concedido hospicio desde que comenzó la guerra en 2011, a la mayoría no se le revisará la residencia. 

Por el momento, unas 500 personas están bajo escrutinio de las cuales a 94 se les revocó su aceptación. Su procedencia de la capital siria, Damasco, y sus alrededores, son zonas que el gobierno danés ha determinado seguras como para permitir el regreso, según el International Media Support (IMS).

Estas personas, muchas de las cuales aprendieron el idioma danés y encontraron un trabajo, se verían obligadas a regresar a Siria. No obstante, la mayoría de los expertos y organizaciones internacionales acuerdan en que la situación no es segura y se corre el riesgo de detención, tortura o asesinato. Además, la realidad arroja que muchos de los centros habitados están en ruinas debido a la violencia.

Retórica anti-inmigrante. 

Según la ley danesa, los permisos de residencia temporal se expiden sin fecha límite en casos de una “situación particularmente grave en el país de origen caracterizada por violencia arbitraria y ataques contra civiles”. Los mismos pueden revocarse una vez que se considere que las condiciones han mejorado.

Ya en 2015 se redujo la duración de los permisos de residencia para refugiados de 5 a 7 años a 1 o 2 años. Además, se introdujo la posibilidad de revocar la condición de refugiado incluso en el caso de mejoras muy leves en la circunstancia política de los refugiados. Estas medidas también afectaron a otras minorías en el país.

De igual importancia, en 2019, el parlamento danés impulsó una reforma legal para endurecer su política de asilo. La variante comprende un paquete de medidas llamado “cambio de paradigma”.  Por el mismo, la política danesa pasa de centrarse en activar la integración de los refugiados a hacerlo en el retorno a sus países de procedencia. 

Implica que solo recibirán, como norma general, permisos de residencia provisionales y una reducción en las ayudas económicas. Además, el gobierno danés también ha ofrecido una financiación de 22.000 libras esterlinas por persona para los repatriados voluntarios Con las medidas adoptadas, el año pasado llegaron a Dinamarca menos refugiados de los que quedaban. Sin embargo, el gobierno actual sigue descontento y la primera ministra Mette Frederiksen dijo en enero que el objetivo era “no tener solicitantes de asilo”.

En relación con la deportación, hay que saber que en la actualidad no existe un convenio entre Copenhague y el régimen de Damasco. Eso obstaculiza el traslado del centenar de refugiados a su país de origen contra su voluntad. Mientras tanto, permanecerán en centros de retorno donde perderán el permiso de trabajo, la escolarización y el resto de derechos adquiridos en Dinamarca.

El drama en primera persona.

El tema ha atraído una atención generalizada desde que Aya Abu-Daher, de 19 años, de Nyborg, defendió el caso de su familia en la televisión a principios de este mes, conmoviendo a los espectadores cuando preguntó, conteniendo las lágrimas, lo que había “hecho mal”.

Charlotte Slente, secretaria general del Consejo Danés para los Refugiados, dijo que las nuevas reglas vigentes para la comunidad siria equivalen a un “trato indigno”.

 “El Consejo Danés para los Refugiados no está de acuerdo con la decisión de considerar la zona de Damasco o cualquier radio de Siria segura para que los refugiados regresen; la ausencia de combates en algunas áreas no significa que las personas puedan regresar de manera segura. Ni la ONU ni otros países consideran que Damasco sea seguro”.

Por otra parte, los hombres sirios están exentos de la nueva política porque las autoridades reconocen que corren el riesgo de ser reclutados por el ejército sirio o castigados por evadir el servicio militar obligatorio. La mayoría de las personas afectadas parecen ser mujeres y personas longevas, que además se enfrentan a la separación de sus hijos.

De este modo, un aluvión de respuestas duras de la comunidad internacional ha condenado la política danesa. La reputación de tolerancia y apertura del país escandinavo se ha resentido en los últimos años con el surgimiento del Partido Popular Danés de extrema derecha. La coalición de centro-izquierda en el gobierno, liderada por los socialdemócratas, compite con la derecha por los votos de la clase trabajadora.

La nueva postura sobre los refugiados sirios contrasta de manera rotunda con las naciones vecinas, Alemania y Suecia, donde es mucho más fácil para las poblaciones sirias más grandes obtener la residencia permanente y la ciudadanía. Lejos de retractarse, las autoridades danesas han rechazado las crecientes críticas internacionales a las nuevas políticas de la ONU y los grupos de derechos humanos.

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