Por Mateo Garza (Politólogos Al Whisky) – 11/11/2020
El día lunes, Pfizer Inc. anunció que su vacuna contra el COVID-19 es eficaz en un 90% y la noticia ilusionó al mundo generando una suba récord en los mercados. Con la vacuna cada vez más cerca, la atención se centra ahora sobre la distribución de la misma, su complejidad y cómo hacer que llegue a la población lo más rápido posible.
La urgencia de la distribución no tiene precedentes y muchas empresas de transporte todavía están recuperándose del duro golpe de la pandemia. Como si fuera poco, si distribuir una vacuna a cada persona del mundo parece difícil, debe tenerse en cuenta que la vacuna de Pfizer se administra en 2 dosis con 28 días de diferencia, duplicando el desafío para los transportistas.
La otra dificultad la presenta la cadena de frío. Las vacunas deben permanecer en un ambiente a temperatura controlada para conservar sus propiedades. Generalmente, se requieren temperaturas alrededor de los -10°C, pero no es el caso de la vacuna de Pfizer, que requiere un frío extremo de -70°C. Esto es un grave obstáculo, dado que el transporte en frío implica necesariamente el uso de envases, camiones, contenedores y depósitos adaptados para esta finalidad y se deben realizar controles que aseguren la correcta conservación de la temperatura durante todo el viaje.
Sin embargo, aún con un transporte exitoso, la recepción de la vacuna es compleja, ya que la mayoría de los hospitales, farmacias y clínicas no cuentan con la infraestructura necesaria para mantener el frío requerido.
En síntesis, la vacuna sólo puede ser transportada a una cierta temperatura, por ciertos medios de transporte y únicamente a ciertos sitios. Este es el desafío logístico que enfrenta el mundo, y para el cual ya se están buscando soluciones.
Pfizer es consciente de las complicaciones logísticas y de la desventaja comercial respecto a sus competidores, cuyas vacunas solo requieren de temperaturas de refrigeración normales. Es por esto que la empresa norteamericana diseñó cajas reutilizables equipadas con hielo seco que permiten transportar de 1000 a 5000 dosis y conservar el alto nivel de frío necesario hasta 10 días. A pesar de este avance, lo más probable es que la vacuna de Pfizer termine siendo la elegida en los grandes centros urbanos con capacidad de mantener el frío extremo y que otras vacunas, como la de Moderna, sean las elegidas para las zonas rurales o aquellas sin infraestructura sofisticada.
Estados Unidos y Europa construyeron grandes plantas equipadas con cientos de congeladores en Kalamazoo, Michigan y Puurs, Bélgica, y se espera la creación de otras instalaciones en el Reino Unido y Alemania. Estas funcionarán como centros de distribución desde donde las vacunas se repartirán a toda la región en las cajas de Pfizer o medios refrigerados. La empresa UPS ya construyó dos plantas de congeladores, una en Países Bajos y otra en EEUU, mientras que FedEx y DHL proyectan medidas similares.
Ciertamente, la logística será más compleja en los países en desarrollo que no cuentan con la infraestructura adecuada, por lo que es imperante desarrollar un sistema de distribución antes de que la vacuna se apruebe, para que una vez que suceda, el proceso sea lo más eficiente y equitativo posible.
Recibir la inyección depende cada vez menos de cuán rápido se apruebe la vacuna y cada vez más de cuán rápido es distribuida. El mundo se enfrenta, sin dudas, a uno de los desafío logísticos más importantes de su historia.
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