Las Fuerzas Armadas del Reino Unido llevaron adelante en diciembre un nuevo ejercicio militar en las Islas Malvinas, enmarcado en la operación Southern Sovereignty, una maniobra conjunta que involucró medios navales, terrestres y aéreos desplegados también en Georgias del Sur y la isla Ascensión. El ejercicio se suma a una secuencia sostenida de entrenamientos y despliegues que Londres mantiene en el Atlántico Sur, en un contexto de militarización persistente del archipiélago y de refuerzo de su presencia militar en un territorio cuya soberanía es reclamada por la Argentina.

La operación fue coordinada por la British Forces South Atlantic Islands (BFSAI) y tuvo como eje central al patrullero oceánico HMS Forth, que actuó como plataforma de comando desde la cual se dirigieron acciones simultáneas en los dominios marítimo, terrestre y aéreo. El ejercicio buscó poner a prueba la capacidad británica para proyectar fuerzas de manera distribuida en un espacio geográfico extenso y de difícil acceso, conectando Malvinas con otros puntos estratégicos del Atlántico Sur.
HMS Forth y el rol del poder naval en Malvinas
Durante el desarrollo del ejercicio, el HMS Forth operó como buque insignia y nodo de coordinación. A bordo se embarcó un destacamento del Royal Irish Regiment, actual Roulement Infantry Company (RIC) en las Islas Malvinas, lo que permitió ensayar escenarios de integración entre infantería terrestre y medios navales. Este tipo de configuraciones apunta a sostener capacidades de control, presencia y respuesta rápida en el entorno marítimo del archipiélago.
El HMS Forth, perteneciente a la clase River Batch 2, cumple un rol central dentro del esquema británico en el Atlántico Sur. Más allá de sus funciones de patrullaje, su empleo como plataforma de mando refuerza su utilización como herramienta de disuasión y control, especialmente en un teatro donde el Reino Unido mantiene una presencia militar permanente desde 1982.

El componente aéreo del ejercicio incluyó la participación de cazas Eurofighter Typhoon y una aeronave de transporte A400M Atlas de la Real Fuerza Aérea Británica, operando desde la base de Monte Agradable (Mount Pleasant). La intervención de estos medios permitió ensayar misiones de cobertura aérea, transporte estratégico y enlace logístico, consolidando a la base como el principal centro de proyección aérea británica en Malvinas.
La combinación de cazas de superioridad aérea y transporte de largo alcance refuerza la capacidad de Londres para sostener operaciones conjuntas en el Atlántico Sur y para conectar rápidamente el archipiélago con otros puntos bajo control británico, como Ascensión, un elemento clave para la logística militar regional.

Despliegues terrestres y operación distribuida
En paralelo, un destacamento del Royal Irish Regiment fue desplegado en isla Ascensión, lo que permitió a las BFSAI ejercitar su capacidad para operar de forma descentralizada dentro del Área de Operaciones Conjunta. Este tipo de despliegues forma parte de la lógica británica de presencia flexible, con unidades capaces de desplazarse entre distintos puntos estratégicos sin necesidad de establecer grandes concentraciones permanentes de tropas.
Además del componente estrictamente militar, el ejercicio incluyó tareas de apoyo logístico a un proyecto de infraestructura en Georgias del Sur, integrando funciones civiles y militares. Este tipo de acciones, habituales en los ejercicios británicos en territorios remotos, refuerzan la capacidad logística y el control efectivo del territorio bajo administración británica.

Compañía aérea: Reino Unido – Real Fuerza Aérea Británica (RAF). Créditos: Manuel S./Jet Photos
Desde el comando de las BFSAI, el brigadier Charlie Harmer sostuvo que la operación permitió evaluar la capacidad de proyectar poder de manera simultánea en los dominios marítimo, terrestre y aéreo, y que contribuye a la misión de disuadir agresiones y demostrar soberanía en el Atlántico Sur. Estas declaraciones se alinean con la doctrina británica vigente, que concibe a Malvinas como un enclave estratégico dentro de su esquema global de defensa.
La operación Southern Sovereignty se inscribe así en una dinámica de ejercicios, rotaciones de tropas y despliegues logísticos continuos que el Reino Unido viene desarrollando a lo largo de 2025 en las Islas Malvinas. Lejos de tratarse de un hecho aislado, el ejercicio consolida un patrón de presencia militar sostenida, enmarcado en la Revisión Estratégica de Defensa 2025 y en la proyección británica hacia el Atlántico Sur y la Antártida.
Al igual que en ejercicios y movimientos militares previos, no se registraron pronunciamientos oficiales del Gobierno argentino respecto de la realización de esta nueva maniobra. Este silencio contrasta con etapas anteriores, en las que cada ejercicio militar británico en las Islas Malvinas solía motivar comunicados de rechazo por parte de la Cancillería o la Presidencia.
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