El Reino Unido volvió a reafirmar su supuesta soberanía sobre las Islas Malvinas ante la Cuarta Comisión de Descolonización de las Naciones Unidas, en una intervención que insistió en el principio de autodeterminación de los isleños y omitió cualquier referencia al mandato de diálogo bilateral con la Argentina.
El mensaje estuvo a cargo de Simon Thomas, embajador británico ante la Asamblea General, quien aseguró que “el Reino Unido no tiene dudas sobre su soberanía sobre las Islas Malvinas, ni sobre el derecho de sus habitantes a decidir su estatus político”.

Thomas fundamentó su declaración en el referéndum organizado unilateralmente por Londres en 2013, en el que el 99,8% de los votantes eligió mantener el estatus de Territorio Británico de Ultramar, una consulta sin validez internacional, dado que fue realizada por una población implantada y sin participación de la República Argentina.
La narrativa británica y la negación del colonialismo
En su exposición, el diplomático británico sostuvo que el vínculo entre Londres y sus “territorios de ultramar” se basa en una “relación moderna de asociación y valores compartidos”, donde los habitantes “eligen libremente seguir siendo británicos”.
A través de esta formulación, el Reino Unido busca reemplazar la noción de colonia por la de autogobierno bajo tutela, una estrategia discursiva que se repite año tras año para legitimar la ocupación y diluir la naturaleza colonial del enclave en el Atlántico Sur.

Thomas destacó además los supuestos esfuerzos británicos en “infraestructura, salud y sostenibilidad” en las islas, mientras reafirmó que Londres no participará de negociaciones de soberanía contrarias a los deseos de los isleños.
Desde Buenos Aires, esta postura es interpretada como una forma de institucionalizar la ocupación y negar el mandato de descolonización vigente en la ONU, que desde 1965 reconoce la existencia de una disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido.
Milei ante la ONU y el despliegue militar británico
La declaración británica ocurre apenas semanas después de la intervención del presidente Javier Milei en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde reafirmó la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas.
La posición expresada por Thomas no representa un cambio, sino una continuidad histórica en la estrategia diplomática británica.
Tal como Escenario Mundial ha documentado en notas previas, Londres mantiene una política activa de consolidación territorial y militar sobre el archipiélago, amparada en el argumento de la “autodeterminación”.

Desde la Revisión Estratégica de Defensa 2025, el Reino Unido ha reforzado la presencia de aviones Eurofighter Typhoon, la modernización de la base de Monte Agradable y el desarrollo de infraestructura dual (civil y militar), mientras amplía su cooperación en defensa con aliados de la OTAN.
Este despliegue contradice los compromisos asumidos en el marco de la ONU y el espíritu de las resoluciones que instan a evitar acciones unilaterales en territorios bajo disputa.
Una disputa vigente y un reclamo con legitimidad internacional
La Cuestión Malvinas sigue siendo un tema inscripto en la agenda de descolonización de Naciones Unidas. Más de 60 resoluciones de la Asamblea General y del Comité Especial de los 24 instan a ambas partes a reanudar negociaciones para alcanzar una solución pacífica y definitiva.
La posición argentina —reafirmada en foros multilaterales y respaldada por la CELAC, el MERCOSUR y la Unión Africana— sostiene que la autodeterminación no puede aplicarse a una población implantada, y que el verdadero principio en juego es la integridad territorial.

Mientras tanto, Londres insiste en presentar a las Malvinas como una democracia “autónoma y próspera”, intentando normalizar una ocupación que el derecho internacional aún considera un vestigio colonial.
Una disputa que trasciende lo simbólico
Más allá del plano diplomático, el control británico del archipiélago representa un nodo estratégico en la proyección global del Reino Unido, especialmente en relación con la Antártida y las rutas bioceánicas del Atlántico Sur.
En un contexto de competencia geopolítica creciente, el archipiélago funciona como punto de apoyo logístico y militar, con implicancias directas sobre los intereses argentinos y sudamericanos.
Por ello, la reafirmación británica en la ONU no solo constituye un gesto diplomático, sino también una reafirmación de poder en un escenario regional en transformación.
Te puede interesar: El Reino Unido finaliza la formación de nuevos Gurkhas, tras un año marcado por su despliegue en las Islas Malvinas


Ellos tienen la fuerza y con eso les basta y les sobra para argumentar cualquier falacidad, ni Argentina ni el mundo pueden hacer otra cosa que no sea anteponer otra fuerza que la equipare pero sabemos que eso es inviable.