El buque de investigación oceanográfica Almirante Vladimirsky de la Armada de Rusia arribó a La Habana, Cuba, el pasado 7 de junio de 2025, confirmando una vez más la cooperación naval entre Moscú y el régimen cubano en un momento de crecientes tensiones geopolíticas. La embarcación, que forma parte de una gira por varios puertos latinoamericanos tras su paso por Venezuela y Nicaragua, suscitó particular atención debido a su controvertido historial en aguas europeas, donde fue identificada por servicios de inteligencia occidentales como parte de un programa sistemático de espionaje submarino.

De acuerdo a informes de inteligencia nórdicos revelados en el documental “The Shadow War”, y citados por BBC, el Almirante Vladimirsky estuvo involucrado en operaciones de mapeo de infraestructuras críticas en el Mar del Norte y la región del Báltico. La investigación documenta cómo la embarcación rusa recopiló sistemáticamente datos sobre parques eólicos, gasoductos y cables eléctricos y de Internet, reduciendo su velocidad al aproximarse a zonas costeras estratégicas y navegando durante períodos prolongados con su transmisor apagado para evitar la detección.
Desde la ocupación de Crimea, se intensificaron las actividades de inteligencia rusas
El buque, construido en 1975 por el astillero Szczecin para la Armada Soviética y oficialmente clasificado como una embarcación de investigación oceanográfica de clase Akademik Krylov, tiene un desplazamiento de 9.000 toneladas y mide 147,8 metros de eslora. Sin embargo, expertos en seguridad marítima expresaron dudas sobre sus verdaderas capacidades y misiones.
En este sentido, un oficial de la Royal Navy británica que rastreó los movimientos del Almirante Vladimirsky confirmó que la embarcación había merodeado durante semanas en las cercanías de siete parques eólicos frente a las costas de Reino Unido y Países Bajos, comportamiento incompatible con una misión científica legítima.
La intensificación de estas actividades de inteligencia marítima rusa se remonta a 2014, tras la ocupación de Crimea por parte de Moscú. Desde entonces, buques rusos fueron avistados realizando operaciones similares por todas las aguas europeas, incluyendo el Mediterráneo, aguas irlandesas y portuguesas. Un oficial de contrainteligencia danés confirmó que estos planes de sabotaje se están preparando en caso de un conflicto total y abierto con Occidente, mientras que el jefe de inteligencia noruego reveló que el programa está siendo dirigido directamente desde Moscú y se considera de máxima importancia para la estrategia militar rusa.
Proyección de Rusia en América Latina
Pero lo cierto es que la presencia del Almirante Vladimirsky en aguas cubanas también representa una nueva demostración de fuerza por parte de Rusia en el hemisferio occidental, utilizando a Cuba como plataforma para proyectar su influencia cerca de las costas estadounidenses. La embarcación, que según fuentes oficiales rusas transporta material escolar para entidades educativas cubanas, permanecerá en La Habana por tiempo indeterminado, manteniendo bajo observación a las autoridades estadounidenses.

Cabe recordar que no es la primera vez que Rusia marca presencia con unidades navales en Cuba. En junio de 2024, el submarino nuclear Kazan (K-561) y la fragata de misiles Almirante Gorshkov arribaron a La Habana, provocando una inmediata respuesta de Estados Unidos, que desplegó al submarino de ataque USS Helena en la base naval de Guantánamo, rompiendo con su tradicional política de no revelar la ubicación de activos estratégicos.
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