Las conversaciones entre Estados Unidos y China para resolver las disputas en torno al comercio y los controles de exportación continuaron durante un segundo día completo en Londres, en un contexto de elevada tensión y expectativas moderadas.
Funcionarios de ambos países evitaron ofrecer detalles concretos sobre el contenido de las reuniones, aunque el secretario de Comercio de EE. UU., Howard Lutnick, aseguró que las discusiones iban “bien“, en línea con el optimismo expresado previamente por el presidente Donald Trump.

Acuerdo arancelario en pausa y disputa por las cadenas de suministro
Esta segunda ronda de negociaciones se produce semanas después del encuentro preliminar celebrado en Ginebra, donde ambas potencias acordaron reducir temporalmente sus respectivos aranceles y evitar una escalada inmediata en la guerra comercial. Sin embargo, persisten las fricciones en torno al uso de controles a la exportación como herramienta política para limitar el acceso a productos estratégicos.

Por su parte, China respondió con la suspensión de exportaciones clave de tierras raras e imanes industriales, materiales esenciales en la fabricación de vehículos eléctricos, tecnología de defensa y sistemas electrónicos avanzados.
El asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett, indicó que Washington podría flexibilizar algunas de estas medidas si Pekín retoma los envíos de materiales críticos. No obstante, aclaró que los controles seguirán vigentes para “productos de gama alta” como los chips de inteligencia artificial de Nvidia, por su potencial uso en aplicaciones militares.
Reacciones en el mercado y presión política
El conflicto comercial ha tenido efectos dispares en la economía global. Las exportaciones chinas hacia Estados Unidos cayeron un 34,5% en mayo, la mayor contracción desde el inicio de la pandemia, reflejando el impacto inmediato de las barreras comerciales.

El reinicio de negociaciones también fue precedido por una llamada directa entre Trump y el presidente Xi Jinping, lo que subraya la dimensión política de este diálogo económico. El objetivo de la Casa Blanca parece ser lograr un acuerdo tangible que pueda ser presentado como un logro estratégico en un año electoral, según observadores como William Reinsch, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Londres como escenario de una disputa geoeconómica clave
Las delegaciones están encabezadas por Scott Bessent, secretario del Tesoro; Howard Lutnick, secretario de Comercio; y Jamieson Greer, representante comercial de EE. UU., mientras que el viceprimer ministro He Lifeng lidera el equipo chino. La inclusión de Lutnick, quien supervisa los controles de exportación, es señal del peso que han ganado los insumos tecnológicos en la disputa actual.
Desde el lado chino, la posición es clara: las restricciones estadounidenses obstaculizan su desarrollo industrial, mientras que Estados Unidos argumenta que la dependencia de insumos chinos representa un riesgo estratégico.

Ambas partes prevén emitir comunicados oficiales una vez concluidas las rondas de diálogo. Mientras tanto, el prolongado intercambio evidencia tanto la complejidad de los temas abordados como la necesidad urgente de alcanzar un mínimo consenso que evite un nuevo colapso en las relaciones económicas entre las dos mayores potencias del mundo.
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