En un contexto de tensiones comerciales persistentes y con un mercado internacional atento a cada movimiento de las grandes potencias, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció haber mantenido una “muy buena” conversación telefónica con su homólogo chino, Xi Jinping. El eje de la charla, que se extendió por más de una hora y media, estuvo centrado casi exclusivamente en el acuerdo comercial vigente entre ambos países, particularmente en los aspectos más sensibles del comercio bilateral, como los productos de tierras raras.

Trump detalló en su cuenta oficial de la red social X que el intercambio concluyó de manera “muy positiva” para ambos países, y anticipó que las respectivas delegaciones comerciales se encontrarán próximamente para continuar con las negociaciones. En representación de Washington participarán el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick; y el Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR), el embajador Jamieson Greer.

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El mandatario estadounidense destacó que, tras esta conversación, “no deberían quedar dudas respecto a la complejidad de los productos de tierras raras”, un sector estratégico para la industria tecnológica, energética y militar, donde China mantiene una posición dominante a nivel global. Aunque no se brindaron precisiones sobre medidas concretas, el tono del anuncio sugiere una apertura a revisar aspectos críticos del régimen arancelario que la administración Trump había endurecido durante su primer mandato.

Cabe señalar que esta llamada no abordó otros temas clave de la agenda internacional, como el conflicto entre Rusia y Ucrania o la situación nuclear en Irán. Según Trump, la conversación se mantuvo estrictamente en el plano comercial, lo que refuerza la intención de ambas partes de estabilizar el vínculo económico bilateral, pese a las fricciones geopolíticas existentes.

El presidente Xi, por su parte, extendió una invitación oficial a Trump y a la primera dama para visitar China en un futuro próximo, gesto que fue correspondido por el líder estadounidense. La posibilidad de un nuevo encuentro cara a cara entre ambos mandatarios podría allanar el camino para nuevas negociaciones que contemplen una reducción de aranceles, así como mayor cooperación en sectores clave.

Esta reactivación del diálogo comercial ocurre en un momento de renovada incertidumbre global, en el que Estados Unidos busca consolidar su posición frente al ascenso económico y tecnológico de China. En tanto, Pekín procura preservar su acceso a mercados clave sin ceder terreno en cuestiones estratégicas.

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Redacción
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