Rusia ha completado su primer envío de gas natural licuado (GNL) a Vietnam, marcando un nuevo hito en su estrategia de diversificación de mercados energéticos. Según informó Interfax-Rusia el 6 de junio, un cargamento de 58.200 toneladas procedente del proyecto Sakhalin-2 arribó a la terminal de Thi Vai, consolidando así el inicio formal de la cooperación energética entre Moscú y Hanói.
Vietnam, que comenzó a importar GNL en 2023, solía abastecerse de Catar, Malasia, Indonesia y Brunéi, pero ahora, con una capacidad de regasificación de 1 millón de toneladas anuales, Thi Vai representa el primer paso de una ambiciosa expansión de infraestructura energética rusa en el sudeste asiático.

El avance se produce tras las conversaciones de alto nivel entre Vladímir Putin y el nuevo secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, en las que se acordó intensificar la cooperación bilateral en petróleo y gas, incluyendo no solo envíos de GNL, sino también proyectos de refinación y exploración conjunta.
El rol de Sakhalin-2 y la ambición exportadora de Rusia
El envío a Vietnam fue realizado por Sakhalin Energy LLC, operadora del proyecto Sakhalin-2, cuyo accionista principal es Gazprom, el gigante estatal del gas ruso.

Con este tipo de acuerdos, Rusia intenta sostener sus volúmenes de exportación y posicionarse como proveedor confiable en mercados asiáticos, en un momento en que su presencia en Europa se ve cada vez más restringida, donde Moscú aspira a convertirse en uno de los tres principales exportadores mundiales de GNL, con una meta de producción de 100 millones de toneladas anuales a mediano plazo, según información divulgada por Reuters.
Descenso de las exportaciones de GNL por las sanciones de la UE y Estados Unidos
No obstante, los esfuerzos de expansión rusa chocan con obstáculos significativos. Entre enero y mayo, las exportaciones rusas de GNL cayeron un 3% interanual, totalizando 13,2 millones de toneladas, una disminución atribuida principalmente al impacto de las sanciones impuestas por la Unión Europea y Estados Unidos.

Aunque la UE aún permite importaciones directas de GNL ruso, busca limitar su redistribución global para debilitar los ingresos energéticos del Kremlin. Simultáneamente, el proyecto Arctic LNG 2, considerado el buque insignia del sector, se encuentra paralizado debido a las sanciones estadounidenses que han disuadido a potenciales compradores.
Aumento de los envíos por gasoducto en paralelo al repliegue del GNL
Mientras las exportaciones de GNL retroceden, los envíos de gas por gasoducto a Europa aumentaron un 10,3% en mayo, impulsados por el uso del corredor TurkStream, la única vía restante tras el cierre de otros gasoductos clave.

Pese a este incremento puntual, la tendencia general apunta a una reducción estructural del vínculo energético entre Rusia y Europa, ya que la Comisión Europea presentó recientemente una hoja de ruta para eliminar completamente las importaciones de gas ruso antes de 2027, lo que incluye suspender contratos spot a finales de 2025 y bloquear nuevos acuerdos con proveedores rusos.
Expansión en Medio Oriente y los Balcanes
Además del reciente acuerdo con Vietnam, Moscú también negocia un contrato de tres años con Baréin, por 1,5 millones de toneladas de GNL anuales, y avanza en la firma de un nuevo convenio de suministro con Serbia, lo que confirma su estrategia de reorientación hacia mercados no alineados con el régimen de sanciones occidentales.
En marzo de 2025, Rusia también realizó su primer envío de petróleo del Ártico a Siria, otro aliado estratégico en Medio Oriente, lo que demuestra que, a pesar de los intentos de aislamiento, el Kremlin continúa afianzando sus lazos energéticos en regiones clave del sur global.
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