Las autoridades ucranianas han advertido que Rusia está logrando acortar la brecha tecnológica en materia de drones gracias al suministro encubierto de componentes críticos por parte de China, lo que le ha permitido escalar de manera sostenida la producción y sofisticación de su flota no tripulada. Según declaraciones del portavoz del Servicio de Inteligencia Exterior de Ucrania, Oleh Aleksandrov, “los fabricantes chinos proveen a Rusia con hardware, sistemas de navegación, óptica, telemetría, motores, microcircuitos, módulos de procesamiento, antenas y placas de control”. Estos envíos, de acuerdo con Kyiv, se realizan mediante empresas pantalla que modifican sus nombres para evitar sanciones y controles de exportación. “Oficialmente, China cumple las reglas. Solo oficialmente”, sentenció el funcionario.

Tal como reportó POLITICO Europe, Pekín ha rechazado estas acusaciones, calificándolas como “manipulación política”. Sin embargo, mientras el acceso de Ucrania a drones chinos se ha visto restringido, Moscú continúa adquiriendo componentes sin trabas en el mismo mercado. Esto ha generado una creciente preocupación en Kyiv por el posible sesgo en el suministro tecnológico.

Durante los primeros años del conflicto, Ucrania logró imponer una ventaja táctica mediante la producción masiva de drones: en 2024 llegó a fabricar un millón de unidades tácticas, y en 2025 apunta a alcanzar los 2,5 millones, incluyendo 30.000 de largo alcance. No obstante, Rusia ha conseguido escalar rápidamente su capacidad.

El propio Zelenskyy reconoció recientemente que mientras Ucrania produce 100 drones de largo alcance por día, Rusia ya fabrica 300 y proyecta alcanzar los 500 diarios. Las cifras anuales son aún más contundentes: 30.000 drones de largo alcance y dos millones de drones tácticos FPV se producirían en Rusia durante 2025, según Aleksandrov.

Las líneas de ensamblaje rusas se concentran en regiones alejadas del frente, como la zona económica especial de Alabuga (Tartaristán), donde se replica el modelo iraní Shahed bajo la denominación Geran. También se destaca la planta Kupol en Izhevsk, sumada a instalaciones en Moscú, Ekaterimburgo y San Petersburgo.

El general Oleksandr Syrskyi, comandante del Ejército ucraniano, advirtió que el enemigo “copia las experiencias” de las Fuerzas de Defensa de Ucrania y está expandiendo agresivamente sus unidades de drones. En tanto, Pavlo Palisa, hoy vicejefe de gabinete de la presidencia, detalló que el 80% de los daños infligidos a Rusia en 2025 se ha logrado mediante drones, con 89.000 blancos destruidos solo en mayo.

Frente a la escalada, Ucrania está invirtiendo más de lo previsto en I+D de drones interceptores y adaptaciones tecnológicas. Sin embargo, la dependencia del financiamiento occidental sigue siendo un cuello de botella. “Necesitamos más inversión de nuestros aliados para mantener el ritmo”, declaró Zelenskyy.

La tecnología también avanza del lado ruso: Moscú ha empezado a emplear drones conectados por cable de fibra óptica en lugar de radiofrecuencia, haciéndolos resistentes a las contramedidas electrónicas. Esto les permitió cortar rutas logísticas ucranianas en la región rusa de Kursk. “Antes podíamos detectarlos cuando despegaban, ahora usamos sensores acústicos porque son prácticamente invisibles”, explicó un comandante ucraniano identificado como Andriy.

Otro desafío clave es el aumento en la guerra electrónica. Rusia cambia las frecuencias de sus sistemas cada dos semanas, complicando la operatividad de los drones ucranianos estándar. “Solo el 20% de los drones que recibimos del Estado son utilizables sin modificaciones. Reconfigurarlos nos demanda tiempo y dinero”, agregó Andriy.

Además de drones operativos, Rusia planea fabricar 30.000 señuelos para agotar las defensas antiaéreas ucranianas. El control del aire, incluso con aeronaves no tripuladas, se ha vuelto uno de los factores más determinantes del conflicto.

La creciente capacidad rusa en materia de drones, apuntalada por asistencia tecnológica de origen chino, está modificando el equilibrio en uno de los dominios clave del campo de batalla contemporáneo. Mientras Ucrania apuesta a la innovación y la producción local para mantener su liderazgo, Moscú gana terreno con recursos, volumen y una cadena de suministro cada vez más consolidada.

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Redacción
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