El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó que la relación bilateral con China se caracteriza por poseer un “inmenso potencial transformador” para el país sudamericano. Estas declaraciones fueron leídas por el vicepresidente Geraldo Alckmin el martes 27 de mayo en el Instituto Rio Branco, durante la ceremonia de graduación de nuevos diplomáticos. Lula destacó que el diálogo político y las sinergias entre ambas naciones impulsarán los planes nacionales de transición energética, reindustrialización e infraestructura.

China se viene consolidado como el principal socio comercial de Brasil desde 2009. Datos registrados en el año 2023, arrojaron que el comercio bilateral alcanzó los 157.500 millones de dólares, con un superávit de 48.500 millones de dólares a favor de Brasil. Las exportaciones brasileñas al gigante asiático incluyen principalmente soja, mineral de hierro y petróleo, mientras que las importaciones se centran en productos electrónicos y pesticidas.

Durante su última visita a China, Lula aseguró inversiones por 27.000 millones de dólares en proyectos de energía renovable, tecnología y educación. Entre estos proyectos destaca la inversión de 1.000 millones de dólares por parte de la empresa china Envision en la producción de combustible de aviación sostenible (SAF) a partir de caña de azúcar, así como la creación de un Centro de Investigación y Desarrollo en energías renovables.

Además, se fortalecieron los lazos en infraestructura con proyectos como el Ferrocarril Transnordestina, de 1.757 km, que conecta el noreste de Brasil con puertos gracias a la financiación china, y la Ruta Bioceánica, de 2.396 km, que acorta las rutas de exportación asiáticas en 3.000 km, impulsando la eficiencia comercial. La Fase II del Parque Termoeléctrico GNA, con una capacidad de 1.672 MW, también cuenta con capital chino y generará miles de empleos, acelerando la exportación de energía.

Algunos sectores en Brasil miran con recelo la profundización de la relación bilateral con China

Si bien la alianza con China impulsa las ambiciones industriales y energéticas de Brasil, también conlleva riesgos. Algunos sectores brasileños advierten con recelo que la excesiva dependencia de las exportaciones de materias primas amenaza la diversificación económica, y la competencia manufacturera china podría debilitar las industrias locales, dificultando los objetivos de reindustrialización del país. No obstante, Lula busca equilibrar las ganancias económicas con la independencia estratégica, aprovechando el capital chino para modernizar la infraestructura y afirmar la autonomía de Brasil en la diplomacia global.

Redacción
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