El 15 de mayo las autoridades de India y Pakistán acordaron prolongar el alto al fuego que cesó las hostilidades entre ambos países desatadas por el ataque terrorista en territorio hindú ocurrido el pasado 22 de abril. Las partes acordaron disminuir la presencia militar, evitar ataques contra áreas civiles y cesar el uso de drones en territorio contrario. Según un comunicado conjunto, el objetivo es reforzar las iniciativas que favorecen la desescalada del conflicto y promueven un entorno más estable y seguro.
Extensión del alto al fuego desescala tensiones entre Islamabad y Nueva Delhi
Inicialmente, las negociaciones sobre un posible alto al fuego entre India y Pakistán resultaron exitosas el 10 de mayo, dando un respiro a las mutuas agresiones que captaron la atención del mundo por su rápida escalada. No obstante, reportes indicaron que poco después de anunciarse, hubo informes de violaciones de la tregua desde ambos bandos. Aunque los enfrentamientos no fueron reconocidos de manera oficial, ambos países declararon el cese de las hostilidades y se proclamaron vencedores.

Contemplando la inestabilidad que este conflicto acarrea para la región, y sus implicancias a nivel social tanto para India como para Pakistán, la llegada de un alto al fuego fue recibida con entusiasmo. La efectividad de este acuerdo, no obstante, fue cuestionada al divulgarse los supuestos incidentes mencionados anteriormente. Al día de la fecha, la extensión del cese de hostilidades hasta el 18 de mayo puede ser considerada como una medida orientada a generar confianza entre las partes, sin que esto signifique intrínsecamente la finalización del conflicto.
¿Por qué es tan temido el enfrentamiento entre India y Pakistán?
Más allá de la prolongada disputa por la región de Cachemira, el conflicto entre india y Pakistán captó la atención del mundo por la capacidad nuclear de los dos países. El actual alto al fuego brinda un panorama alentador con respecto a una desescalada a corto plazo, pero la posibilidad del empleo de armas nucleares todavía genera preocupación entre los analistas internacionales que siguen de cerca este escenario.
Actualmente, India posee un estimado de más de 180 ojivas nucleares. Ha desarrollado misiles de mayor alcance y misiles terrestres móviles capaces de transportarlas, y colabora con Rusia en la construcción de misiles lanzados desde barcos y submarinos. Por su parte, se calcula que Pakistán cuenta con más de 170 ojivas nucleares. Su arsenal recibe apoyo tecnológico de China, y está compuesto principalmente por misiles balísticos móviles de corto y medio alcance, con capacidad suficiente para alcanzar objetivos dentro del territorio hindú.

La doctrina nuclear hindú se basa, además de en el principio de la mínima disuasión creíble, en el postulado de no primer uso. Esto último implica que India no sería el primero en atacar un enemigo con armas nucleares, sino que las usaría en legítima defensa. Aunque la doctrina oficial de la India no ha cambiado, en los últimos años algunos dirigentes políticos han insinuado que el país podría estar considerando una postura más ambigua, posiblemente como respuesta a la posición adoptada por Pakistán.
En el caso de Pakistán, nunca ha publicado una declaración oficial detallada sobre el uso de sus armas nucleares, lo que le otorga flexibilidad para emplearlas en cualquier etapa de un conflicto. En 2001, se definieron cuatro grandes “líneas rojas” o desencadenantes que podrían justificar su uso: factor territorial, factor militar, factor económico, y factor político. En los últimos años, Pakistán ha pasado a adoptar una política más clara y enfática, similar al principio de no primer uso hindú.
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