India y Pakistán continúan intercambiando fuego y acusaciones en medio de una escalada militar que ya dejó más de 40 civiles muertos, decenas de heridos y múltiples ciudades en estado de alerta.
El enfrentamiento entre las dos potencias nucleares asiáticas entró en su tercer día consecutivo de hostilidades tras el ataque de India a instalaciones en territorio pakistaní, en represalia por la masacre de 26 turistas hindúes en la región de Pahalgam, en la Cachemira india. Nueva Delhi responsabilizó a Islamabad por el atentado, una acusación que fue rechazada de plano por el gobierno pakistaní.
Escalada con tecnología de precisión: drones Harop y sistemas antiaéreos
La madrugada del jueves, el Ejército de Pakistán afirmó haber derribado al menos 25 drones israelíes Harop lanzados desde India, muchos de ellos sobre zonas densamente pobladas como Karachi, Lahore y Rawalpindi, esta última sede del cuartel general del Ejército pakistaní. Uno de estos aparatos impactó una instalación militar cerca de Lahore, provocando heridas a cuatro soldados. Además, restos de drones provocaron víctimas civiles en Sindh.

En simultáneo, el Ministerio de Defensa indio informó que se logró neutralizar múltiples intentos de ataques a objetivos militares en el norte y oeste del país mediante su sistema de defensa aérea, mientras que en represalia India atacó radares y sistemas defensivos pakistaníes, incluyendo posiciones en Lahore.
Daños colaterales y víctimas civiles
Ambos países reportaron importantes bajas civiles. Según autoridades de Islamabad, al menos 31 civiles pakistaníes murieron y cerca de 50 resultaron heridos por los ataques y los bombardeos transfronterizos. India, por su parte, confirmó la muerte de 16 civiles, entre ellos cinco menores, y 59 heridos en la región de Jammu y Cachemira.

Las zonas limítrofes fueron evacuadas de forma preventiva. Más de 2.000 personas abandonaron sus hogares en la Cachemira administrada por Pakistán, mientras que del lado indio miles pasaron la noche en refugios. En la región turística de Gulmarg, se ordenó evacuar hoteles y suspender actividades.
Reacciones oficiales: presión pública y contención diplomática
Mientras Pakistán prometió responder “en el momento y lugar de su elección”, el primer ministro Shehbaz Sharif afirmó que “India pagará un precio alto por su agresión desnuda”. El ministro de Defensa, Khawaja Asif, deslizó sin embargo una apertura al diálogo, indicando a medios internacionales que Islamabad está dispuesto a desescalar si hay voluntad del otro lado.
En India, el ministro de Relaciones Exteriores Subrahmanyam Jaishankar afirmó que “no hay intención de escalar el conflicto”, pero que cualquier nuevo ataque será respondido “de forma muy firme”.

Alerta internacional por la posibilidad de una guerra abierta
La comunidad internacional sigue de cerca la situación. Estados Unidos, China, Rusia y Naciones Unidas emitieron llamados a la contención. El presidente estadounidense Donald Trump expresó su deseo de que ambas naciones “resuelvan sus diferencias” y ofreció intervenir si fuera necesario. Beijing y Moscú pidieron “actuar con responsabilidad”.
Efecto económico: mercados nerviosos y suspensión de vuelos
Las tensiones tuvieron impacto inmediato en los mercados financieros. El índice bursátil de Karachi se desplomó un 6,3% y las operaciones fueron suspendidas temporalmente. En India, la rupia y los bonos soberanos también sufrieron caídas tras el comunicado de su Ministerio de Defensa.
La aviación civil fue restringida en ambos países. India suspendió vuelos en más de dos docenas de aeropuertos del norte y oeste, mientras que Pakistán hizo lo propio en Lahore, Islamabad, Karachi y Sialkot.
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