Durante una presentación en la Base Conjunta Andrews, el director del Instituto de Estudios Aeroespaciales de China, Brendan Mulvaney, expuso las profundas diferencias estructurales entre Estados Unidos y China en términos de planificación estratégica, advirtiendo sobre una competencia prolongada en el plano militar, tecnológico y cognitivo.

Este enfoque ha resultado en un acelerado proceso de modernización militar, superando en algunos ámbitos las capacidades tradicionales de Occidente.
Planificación estatal y consolidación de capacidades tecnológicas
Mulvaney ilustró la dimensión del desafío chino con una analogía directa: “Es como si Lockheed Martin, Bank of America y General Motors formaran parte del gobierno estadounidense. En realidad, competimos contra todo ese sistema”.

Asimismo, destacó que el liderazgo chino opera con un horizonte político extendido, que, aunque el secretario general del Partido Comunista es designado por cinco años, suele ejercer el poder real durante al menos una década y, durante ese período, el dirigente controla no solo la presidencia, sino también el Congreso, la Corte Suprema y el aparato empresarial estatal, consolidando una capacidad de ejecución que Estados Unidos no puede igualar.
Desarrollo naval y espacial como prioridades estratégicas
El avance militar de China, señaló Mulvaney, responde a decisiones tomadas desde el más alto nivel, recordando cuando Hu Jintao accedió al poder en 2002, priorizando la creación de la mayor armada del mundo. Actualmente, un solo astillero chino supera la capacidad combinada de construcción naval de Estados Unidos.

Pese a su magnitud, Mulvaney aclaró que la flota china está concentrada en aguas regionales y carece de la proyección global que caracteriza a la Marina estadounidense. El crecimiento cuantitativo no implica necesariamente una capacidad inmediata de influencia planetaria.
Preocupación por la guerra cognitiva y la infraestructura crítica
Más allá de lo militar, Mulvaney expresó mayor inquietud por la creciente atención de China sobre las redes financieras y de comunicaciones estadounidenses, que, diferencia del enfoque ruso, centrado en la disrupción, China parece estar involucrada en una estrategia de largo plazo de reconocimiento del terreno digital, o “preparación de inteligencia para el campo de batalla”.

Esto implica una mirada centrada en el espacio, el espectro electromagnético y el plano cognitivo, con especial atención en la infraestructura crítica estadounidense, añadió.
Taiwán y el debate estratégico entre valores e intereses
Durante la sesión de preguntas, el analista también abordó el conflicto en torno a Taiwán, subrayando que la postura de Estados Unidos debe sustentarse en principios democráticos, no únicamente en intereses materiales como la producción de semiconductores.

“Estuve allí en noviembre pasado”, indicó, “La gente de Taiwán no tiene la sensación de que el EPL vaya a venir pronto”. Esta diferencia de percepción revela un desfase entre la lectura estratégica de Washington y la experiencia cotidiana en la isla.
Te puede interesar: El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, denuncia la expansión militar China