En medio de un nuevo repunte en las tensiones nucleares, el gobierno de Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra una red con base en Irán y China, acusada de facilitar la adquisición de insumos clave para el desarrollo de misiles balísticos por parte del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC).

Según el Departamento del Tesoro de EE. UU., las sanciones afectan a seis entidades y seis individuos involucrados en una operación transnacional de adquisiciones ilícitas, junto con las preocupaciones se encuentra el presunto suministro de componentes químicos con aplicaciones directas en sistemas de propulsión de misiles, lo que refuerza las sospechas occidentales sobre los avances tecnológicos del arsenal estratégico iraní.
Insumos para propulsión sólida vinculados a proveedores chinos
El foco de las sanciones recae en cinco empresas domiciliadas en China, una firma iraní y seis ciudadanos iraníes, que de acuerdo con la información oficial, la red habría facilitado el suministro de perclorato de sodio y sebacato de dioctilo desde el territorio chino a Irán.

Las autoridades estadounidenses sostienen que estos elementos pueden ser empleados en la construcción de proyectiles de mediano y largo alcance, consolidando una capacidad ofensiva que Washington considera amenazante para sus intereses y los de sus aliados en Medio Oriente.
Campaña de máxima presión y retorno de la confrontación nuclear
La decisión del Tesoro se alinea con la renovada estrategia de “máxima presión” impulsada por Trump desde su salida del acuerdo nuclear en 2018, buscando asfixiar económicamente a Teherán y reducir a cero las exportaciones de crudo iraní, en un intento por impedir el desarrollo de armas nucleares.

Desde la retirada de Estados Unidos del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) —firmado en 2015 entre Irán y las principales potencias—, Teherán ha intensificado el enriquecimiento de uranio, superando con creces los límites establecidos por dicho pacto, lo que ha renovado las sospechas sobre el carácter dual del programa nuclear iraní, que las potencias occidentales califican de encubierto y orientado a fines militares, pese a que el gobierno iraní insiste en que tiene objetivos exclusivamente civiles.
Sanciones como herramienta de contención regional
Las nuevas medidas sancionatorias no solo buscan debilitar las capacidades tecnológicas de Irán, sino también enviar una señal de advertencia a terceros países, especialmente a China, que continúa desempeñando un papel clave como proveedor tecnológico y comercial del régimen iraní.

La tensión con Irán, lejos de disminuir, vuelve a escalar a medida que la diplomacia nuclear parece quedar nuevamente relegada frente a estrategias de coerción económica.
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