El Ministerio de Defensa de la República Popular China emitió un comunicado este jueves en el que criticó con dureza los recientes comentarios del secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, y de otros altos mandos del Pentágono, acusándolos de “exagerar deliberadamente” la amenaza que representa el desarrollo militar chino. Según el vocero Zhang Xiaogang, esta retórica se enmarca en una “ilusión persecutoria” que distorsiona los hechos y obstaculiza la cooperación bilateral.
La respuesta de Pekín se produce tras una serie de declaraciones desde Washington que alertaban sobre el avance tecnológico de las capacidades militares chinas. Entre ellas, destacó la advertencia de Hegseth respecto a que los misiles hipersónicos de China podrían destruir todos los portaaviones estadounidenses en un lapso de apenas 20 minutos. Frente a estos dichos, Zhang sostuvo que “algunas personas en Estados Unidos insisten en observar al Ejército chino con anteojeras ideológicas, alimentando el mito de la llamada ‘amenaza militar china’”.

El vocero del ministerio señaló que el desarrollo de las capacidades de defensa de China responde a necesidades legítimas de seguridad nacional y se basa en principios de proporcionalidad y disuasión. En esa línea, remarcó: “Tenemos un conocimiento claro y sereno de nuestro propio desarrollo. Esperamos que la parte estadounidense abandone su mentalidad de confrontación y deje de usar a terceros como pretexto para justificar sus acciones”.
Zhang también advirtió que la narrativa impulsada por ciertos sectores en Estados Unidos constituye un obstáculo significativo para los intercambios militares entre ambas potencias. “La desconfianza fabricada de forma artificial limita las posibilidades de cooperación, diálogo y entendimiento estratégico entre nuestras fuerzas armadas”, agregó.

Desde la perspectiva de China, la clave para preservar la estabilidad en el sistema internacional radica en sostener principios de “no conflicto, no confrontación y coexistencia pacífica”. Zhang insistió en que estos valores constituyen los intereses fundamentales compartidos entre ambas naciones, y además, “la expectativa común de los pueblos del mundo”.
La escalada discursiva entre China y Estados Unidos ocurre en un contexto de tensiones persistentes en el Indo-Pacífico, donde la presencia militar estadounidense ha ido en aumento, así como también las maniobras chinas en zonas sensibles como el Estrecho de Taiwán o el Mar Meridional de China. En este tablero geoestratégico, los misiles hipersónicos, la inteligencia artificial aplicada al combate y la disuasión nuclear se han convertido en puntos clave del equilibrio —o desequilibrio— regional.
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