China ha desplegado un grupo de ataque encabezado por su portaaviones CNS Shandong en las aguas del Pacífico occidental, en la región del Indo Pacífico. La maniobra se produce pocos días después de que Estados Unidos estacionara por primera vez su sistema de misiles antibuque NMESIS en el norte de Filipinas, en el marco de los ejercicios militares conjuntos “Balikatan 2025”. Este despliegue chino refuerza la tensión estratégica en una región marcada por disputas territoriales, demostraciones de fuerza y advertencias cruzadas.
Una escalada marítima en tiempo real
El Ministerio de Defensa de Japón confirmó el avistamiento de una flotilla naval china, entre las que se encontraba el portaaviones Shandong, operando al este de Luzón, dentro de la zona económica exclusiva (ZEE) de Filipinas. Acompañando al portaaviones se encontraban el destructor tipo 055 CNS Yan’an y el buque de vigilancia electrónica CNS Tianguanxing, un indicio claro de operaciones combinadas de proyección de poder y recolección de inteligencia electrónica.


Imágenes satelitales corroboraron que el Shandong había abandonado su puerto base en Sanya, provincia de Hainan, y atravesado el estratégico estrecho de Luzón, conectando el Mar de China Meridional con el Mar de Filipinas. Durante su travesía, realizó ejercicios aéreos con cazas embarcados, consolidando su presencia a escasa distancia de las posiciones avanzadas estadounidenses y filipinas.
La respuesta al NMESIS
El despliegue del grupo naval chino no puede entenderse sin el contexto inmediato de las maniobras “Balikatan”, donde EE.UU. posicionó baterías del sistema NMESIS en las islas Batanes, a solo 176 km de Taiwán. Estos misiles de medio alcance, diseñados para neutralizar embarcaciones enemigas, se integraron a ejercicios de defensa costera y operaciones de interdicción marítima junto con tropas filipinas, australianas, japonesas, británicas, francesas y canadienses.
El NMESIS marca un hito en la cooperación militar entre Washington y Manila, ya que es la primera vez que se despliega este sistema en el archipiélago. Aunque no se efectuarán lanzamientos reales durante los ejercicios, la simbología del despliegue es potente: posicionar capacidades antibuque avanzadas en un punto crítico de la “primera cadena de islas” que EE.UU. utiliza para contener la expansión naval de China.

Tensión acumulada: política y militarización
El mensaje desde Beijing fue directo. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Guo Jiakun, advirtió que usar a Taiwán como pretexto para aumentar el despliegue militar en la región “provocará enfrentamientos innecesarios”. A su vez, China reiteró su oposición al ejercicio Balikatan, al que considera una amenaza a la estabilidad regional.
Mientras tanto, en Manila, la protesta social también expresó su rechazo a la presencia militar extranjera. Manifestantes quemaron banderas de EE.UU. frente a su embajada y denunciaron la “militarización del país” por parte de potencias foráneas.
Disuasión recíproca y peligro de colisión
Tanto la Armada estadounidense como la china han incrementado sus movimientos en áreas contiguas. Tal como el despliegue de los portaaviones estadounidenses en la región, lo que sugiere que ambos gigantes navales podrían protagonizar encuentros cercanos en alta mar, elevando el riesgo de incidentes.
Según el Pentágono, el Shandong ya había realizado múltiples despliegues fuera de la primera cadena de islas durante 2023, batiendo récords de salidas de combate. Estos movimientos reflejan una estrategia de disuasión avanzada por parte de China, que ahora responde casi en tiempo real a cada movimiento de Washington en la región.
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