Cuando en 2019 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, planteó por primera vez la idea de adquirir Groenlandia, muchos lo tomaron como una simple ocurrencia. Sin embargo, hoy la situación es diferente, siendo un territorio con un alto valor estratégico ante la cercanía con el Ártico y de absoluta importancia para los Estados Unidos frente a la expansión de la influencia china por Occidente.

El interés de Donald Trump en Groenlandia
El renovado interés de Donald Trump en Groenlandia, expresado con firmeza tras su regreso a la Casa Blanca en enero, se inscribe dentro de una estrategia de política exterior basada en el principio de “Estados Unidos Primero”. Esta postura incluye presionar a Ucrania para que ceda derechos mineros a cambio de apoyo militar continuo, amenazar con asumir el control del Canal de Panamá y sugerir que Canadá se convierta en el estado número 51 de la Unión.

Factores como la creciente tensión internacional, el cambio climático y la transformación de la economía global han convertido a Groenlandia en un punto clave dentro de los debates sobre comercio y seguridad internacional. En este contexto, Trump busca asegurar que Estados Unidos tenga dominio sobre este territorio rico en recursos minerales, que además desempeña un papel estratégico en la protección de las rutas de acceso al Ártico y al Atlántico Norte en relación con América del Norte.
Groenlandia es una región autónoma bajo soberanía danesa, y Dinamarca, un aliado tradicional de Estados Unidos, ha rechazado las propuestas de Trump. Además, el gobierno danés ha reconocido el derecho de Groenlandia a independizarse en el momento en que así lo decida. Ante la creciente inquietud por la injerencia extranjera y las demandas de mayor control sobre su propio destino, el primer ministro de la isla convocó elecciones parlamentarias anticipadas para el martes.
La ubicación entratégica de la isla
La mayor isla del planeta, con cerca del 80% de su superficie dentro del Círculo Polar Ártico, alberga a aproximadamente 56.000 habitantes, en su mayoría inuit, quienes históricamente han recibido poca atención por parte de la comunidad internacional. El derretimiento del hielo en el Ártico está abriendo la posibilidad de un paso noroeste para el comercio global, lo que ha reavivado la competencia entre Rusia, China y otras naciones por el acceso a los recursos minerales de la zona.
“Seamos claros: pronto entraremos en el Siglo Ártico, y su característica más definitoria será el ascenso meteórico de Groenlandia, su prominencia sostenida y su influencia omnipresente”, afirmó Dwayne Menezes, director gerente de la Iniciativa de Investigación y Política Polar.
“Groenlandia, ubicada en la encrucijada entre América del Norte, Europa y Asia, y con un enorme potencial de recursos, adquirirá una importancia estratégica cada vez mayor, con todas las potencias, grandes y pequeñas, buscando cortejarla”. La idea de ir aún más lejos y adquirir el territorio ha ganado adeptos. Tras el fin de la Guerra Fría, el Ártico se convirtió en un espacio de cooperación internacional. No obstante, el cambio climático, la creciente escasez de recursos y el deterioro de la estabilidad global tras la invasión rusa a Ucrania han vuelto a generar competencia en la región.
La presencia militar de EE.UU. en Groenlandia
Groenlandia está situada frente a la costa noreste de Canadá, y más de dos tercios de su territorio se encuentran dentro del Círculo Polar Ártico. Su posición ha sido crucial para la defensa de América del Norte desde la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos ocupó la isla para impedir que cayera bajo control nazi y para proteger las estratégicas rutas marítimas del Atlántico Norte.

Desde entonces, Washington ha mantenido bases militares en la isla, incluida la Base Espacial Pituffik (antes conocida como Base de la Fuerza Aérea Thule), que proporciona apoyo a las operaciones de alerta de misiles, defensa antimisiles y vigilancia espacial para Estados Unidos y la OTAN. Groenlandia también resguarda parte de la Brecha GIUK (Groenlandia, Islandia, Reino Unido), un corredor clave donde la OTAN monitorea la actividad naval rusa en el Atlántico Norte.
El territorio posee importantes reservas de minerales de tierras raras, fundamentales para la producción de computadoras, teléfonos móviles, baterías y tecnologías solares y eólicas esenciales para la transición energética. Además, el Servicio Geológico de Estados Unidos ha identificado posibles yacimientos de petróleo y gas natural en sus aguas.
La abundancia de recursos naturales y la cercanía con el Ártico
Los habitantes de Groenlandia tienen interés en explotar estos recursos, aunque han impuesto estrictas regulaciones ambientales. También existen incertidumbres sobre la viabilidad de la explotación minera debido a las condiciones climáticas extremas de la región. El retroceso del manto de hielo está dejando al descubierto la riqueza mineral de la isla, mientras que el derretimiento del hielo marino está facilitando la apertura del legendario Paso del Noroeste a través del Ártico.

Groenlandia ocupa una posición estratégica en dos posibles rutas de navegación a través del Ártico, lo que permitiría reducir los tiempos de viaje entre el Atlántico Norte y el Pacífico, evitando los cuellos de botella en los canales de Suez y Panamá. Aunque estas rutas aún no son comercialmente viables, están atrayendo cada vez más interés.
En 2018, China se autodenominó un “estado casi ártico” como parte de su estrategia para ganar influencia en la región. Además, anunció planes para desarrollar una “Ruta de la Seda Polar” dentro de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, con la cual ha consolidado lazos económicos en diversas partes del mundo.
El creciente interés de China en el Ártico y la amenaza para EE.UU.
El entonces secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, rechazó las ambiciones chinas en la zona, planteando: “¿Queremos que el Océano Ártico se transforme en un nuevo Mar de China Meridional, plagado de militarización y reivindicaciones territoriales contrapuestas?”. Un proyecto de minería de tierras raras en Groenlandia con apoyo chino se vio interrumpido luego de que el gobierno local prohibiera la extracción de uranio en 2021.

La legislación de 2009 que amplió el autogobierno de Groenlandia también reconoció su derecho a la independencia bajo el derecho internacional. Encuestas de opinión indican que la mayoría de la población apoya la independencia, aunque hay divergencias sobre el momento en que debería concretarse. No obstante, este escenario plantea interrogantes sobre una posible interferencia externa en la isla, lo que podría afectar los intereses estratégicos de Estados Unidos en la región.
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