En un contexto de creciente competencia tecnológica y geopolítica, las naciones de América Latina se encuentran en una encrucijada en relación con las implicaciones de adoptar tecnologías avanzadas, especialmente la inteligencia artificial (IA). Mientras actores globales como China y Estados Unidos lideran la innovación en este campo, la región latinoamericana enfrenta el desafío de decidir cómo integrar estas tecnologías sin perder el control sobre su soberanía digital, económica y política. En particular, la proliferación de sistemas de IA como DeepSeek, desarrollado por China, no solo tiene el potencial de transformar las infraestructuras regionales, sino también de reconfigurar las dinámicas de poder global, impactando directamente en la geopolítica de la región.

El ascenso de China y la IA en América Latina

China, a través de su iniciativa “Belt and Road” (BRI) y su “Digital Silk Road”, ha incrementado su influencia en América Latina en los últimos años, especialmente en el ámbito tecnológico. Este impulso ha sido acompañado por la expansión de su infraestructura de inteligencia artificial, que incluye desde sistemas de vigilancia hasta aplicaciones en áreas como el transporte, la seguridad y la energía. La implementación de IA como DeepSeek no es solo una cuestión de modernización tecnológica, sino también una herramienta estratégica que refuerza la presencia de China en el continente. Con su capacidad para analizar grandes volúmenes de datos y gestionar redes de infraestructura crítica, estas tecnologías tienen el potencial de transformar las economías y sociedades latinoamericanas, aunque con una serie de riesgos y desafíos asociados.

Desde un punto de vista económico, la adopción de estos sistemas de IA puede generar una dependencia tecnológica que coloque a los países de América Latina en una posición vulnerable. Al integrar sistemas que dependen de infraestructura china, los países de la región podrían verse obligados a alinear sus políticas y estrategias con los intereses de Beijing, algo que puede tener implicaciones para su independencia geopolítica. Además, este tipo de sistemas permite un control más eficiente de la información, lo que otorga a China una ventaja considerable en términos de influencia política y económica.

La inteligencia artificial, como la desarrollada por China con su modelo DeepSeek, no solo tiene el potencial de transformar las infraestructuras y las economías de América Latina, sino también de cambiar la relación de los ciudadanos con sus propios datos. Un riesgo fundamental asociado con la implementación de estas tecnologías avanzadas es el control y la explotación de los datos personales. A medida que los países latinoamericanos adoptan sistemas basados en IA para mejorar servicios públicos, administrar infraestructuras inteligentes o fortalecer la seguridad, también incrementan la cantidad de información sensible que se recopila de sus ciudadanos.

Al almacenar y procesar estos grandes volúmenes de datos, especialmente en manos de actores extranjeros, se corre el riesgo de que esta información se utilice en contra de los usuarios. En primer lugar, la recopilación de datos de los ciudadanos crea vulnerabilidades significativas en términos de privacidad. Los datos personales, desde comportamientos en línea hasta información sobre movimientos y actividades diarias, pueden ser manipulados o explotados de diversas maneras. Este “robo de datos” no se limita únicamente al robo de identidad o la violación de la privacidad individual, sino que también incluye la posibilidad de que se utilicen estos datos con fines políticos, económicos o estratégicos.

Los riesgos de manipulación y control

En este contexto, una de las preocupaciones más grandes es cómo los datos pueden ser utilizados para manipular opiniones públicas o influir en procesos políticos y electorales. Si los gobiernos o actores privados tienen acceso a información masiva y detallada sobre los ciudadanos, pueden crear perfiles detallados de individuos y comunidades, lo que permite la creación de estrategias de manipulación altamente efectivas. Por ejemplo, en un país latinoamericano con sistemas de IA desarrollados por actores como China, los datos podrían ser utilizados para generar contenidos personalizados que refuercen determinadas ideologías o intereses económicos, influyendo en la toma de decisiones políticas, elecciones y opiniones públicas.

Este tipo de manipulación no se limita a la creación de “fake news” o desinformación, sino que puede extenderse a la creación de campañas de desinformación dirigida, utilizando el conocimiento de las debilidades y preferencias de cada ciudadano. Por lo tanto, aunque la adopción de tecnologías como DeepSeek puede ser vista como un avance, también puede dar lugar a un escenario donde las democracias se vean vulnerables ante el control externo de la información y la soberanía política de los países latinoamericanos se vea comprometida.

Además de los riesgos de manipulación política, la dependencia de tecnologías extranjeras también plantea una amenaza a la soberanía digital. Al depender de infraestructuras tecnológicas controladas por países como China, América Latina corre el riesgo de convertirse en un territorio digitalmente colonizado, en el que no solo se almacenen los datos de sus ciudadanos, sino que se controle el acceso y la utilización de la información crítica de la región.

La recopilación de datos por parte de empresas y gobiernos extranjeros implica, además, la posibilidad de que la información sensible sea utilizada en beneficio propio, ya sea para desestabilizar gobiernos, incidir en mercados o controlar las narrativas internacionales. Con un control total sobre los datos, el país dueño de la tecnología puede fácilmente afectar los intereses nacionales de cualquier otro gobierno que dependa de sus soluciones tecnológicas. En el caso de China, cuya política de vigilancia digital está ampliamente documentada, esto se convierte en una preocupación particular, ya que su modelo de IA no solo está diseñado para optimizar procesos, sino también para integrar el monitoreo constante de la actividad en línea.

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Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

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