Hong Kong presentó el viernes un borrador de una nueva ley de seguridad nacional, generando preocupaciones entre abogados debido a sus disposiciones ampliadas sobre sedición y secretos de estado, con penas más severas para aquellos condenados por dichos delitos, entre otros. El proyecto también incluye nuevas leyes relacionadas con la traición, el espionaje y la interferencia externa, lo que ha suscitado inquietudes entre diplomáticos y empresas extranjeras sobre posibles impactos en las libertades en este centro financiero, ya afectado por la ofensiva liderada por China contra la disidencia.

El Consejo Legislativo inició el debate del proyecto en medio de fuertes medidas de seguridad, y se espera que sea aprobado como ley antes de mediados de abril, según algunos miembros mayoritariamente pro-Beijing. El líder de Hong Kong, John Lee, instó previamente a una aprobación “a toda velocidad”, argumentando que la geopolítica compleja y los riesgos inminentes para la seguridad nacional justificaban la urgencia.

El borrador de la ley contempla penas severas, como cadena perpetua por traición, insurrección y sabotaje, 20 años por espionaje y 10 años por delitos relacionados con secretos de estado y sedición. Aunque algunos aspectos de las sentencias revisadas se asemejan a las leyes occidentales, ciertas disposiciones, especialmente en sedición y secretos de estado, parecen más amplias y potencialmente más estrictas.

Reacciones por fuera de Hong Kong

La Unión Europea expresó “graves preocupaciones” sobre las amplias disposiciones de la ley en relación con la “interferencia externa” y su alcance extraterritorial. A pesar de esto, el proyecto de ley incluye disposiciones sobre derechos humanos y libertades, como la libertad de expresión, prensa y asociación, que deben ser respetados y protegidos.

La rapidez con la que se busca aprobar el proyecto de ley ha generado inquietud entre inversores y la comunidad empresarial, quienes temen posibles impactos en los derechos individuales. Algunos expertos señalan que las definiciones amplias de delitos, especialmente aquellos relacionados con la interferencia extranjera, podrían plantear desafíos significativos para las empresas, señalando la posibilidad de que cualquier conexión con gobiernos extranjeros sea interpretada como una “fuerza externa”.

Hong Kong, conocido como un centro empresarial y mediático, ha experimentado una erosión de sus libertades en los últimos años, y el nuevo proyecto de ley se suma a las medidas de seguridad nacional implementadas en 2020 tras las protestas a favor de la democracia. Este debate coincide con los esfuerzos de los legisladores chinos para crear nuevas leyes de seguridad nacional en el continente.

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Redacción
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