El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se encuentra atravesando una serie de desafíos que amenazan su liderazgo y la estabilidad política del país. La reciente cancelación de los Juegos Panamericanos en Barranquilla, debido a incumplimientos gubernamentales, se suma a la lista de fracasos que afectan su imagen.

Ámbito

La insatisfacción generalizada se refleja en las cifras de aprobación de Petro, que cayeron al 26%, según el encuestador Invamer, marcando una pérdida significativa en tan solo un año. En este sentido, el analista Ricardo Ávila explica que las críticas se centran en la falta de disciplina laboral percibida, posiciones radicales y errores políticos que alienan a votantes centristas.

Política

Las tensiones dentro de la administración de Petro se intensificaron a principios de 2023, cuando la aprobación de reformas sociales críticas se vio obstaculizada por conflictos internos. Además, escándalos de corrupción, acusaciones de donaciones ilegales en la campaña de su familia, y una gestión ineficaz, contribuyeron a dañar su reputación como líder fuera de las prácticas políticas tradicionales y construir una percepción de liderazgo disfuncional.

A finales de octubre, se evidenció otra muestra de debilidad durante las elecciones municipales y regionales. Los candidatos respaldados por la coalición Pacto Histórico liderada por Gustavo Petro sufrieron derrotas en todas las ciudades importantes y la mayoría de las gobernaciones.

Asimismo, la iniciativa conocida como “paz total”, que buscaba negociaciones simultáneas con más de 40 grupos armados, enfrentó diversos contratiempos. Aunque se logró un alto el fuego con el ELN, el único grupo guerrillero histórico activo, la situación en distintas partes del país empeoró.

Ricardo Ávila sostiene que pese a los varios intentos del mandatario colombiano de utilizar herramientas como el poder de las calles o realizar cambios en su gabinete, no logró restaurar la confianza en su electorado.

Economía

A nivel económico, tras destacarse como uno de los países más prósperos de América Latina, Colombia experimentó una marcada desaceleración: el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó del 7,3% en 2022 al 1,2% el año pasado, según datos proporcionados por el Banco Mundial.

De acuerdo con las estadísticas oficiales, la demanda interna se contrajo casi un 4% durante los primeros nueve meses del año pasado. La Asociación Nacional de Empresarios (ANDI), la principal agrupación gremial del país, señaló en un informe que esta tendencia se explica no solo por factores económicos, sino también por numerosas incertidumbres, tanto legales como políticas, así como por la falta de seguridad en el país.

Las proyecciones para el PIB en 2024 sugieren un modesto 1,5%, cifra insuficiente para contener el desempleo. Esta situación, combinada con desafíos fiscales significativos y una situación social compleja, llevó a S&P Global Ratings a colocar a Colombia en una posición negativa con respecto a sus obligaciones a mediados de enero.

Sortear las dificultades

Actualmente, con dos tercios de su mandato aún por delante, el presidente Petro enfrenta crecientes dificultades. El malestar social y económico, junto con el deterioro del entorno de seguridad, marcarán el resto de su periodo, complicando la vida de muchos colombianos.

El analista en Americas Quarterly señala que los registros migratorios revelen que un millón de personas, mayoritariamente jóvenes, abandonaron el país en los últimos dos años. Asimismo sostiene que esta situación podría llevar a peores escenarios si la administración no termina generando cambios.

Fuente: Americas Quarterly

Redacción
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