El incremento de la actividad delictiva en América Latina representa un desafío significativo para los gobiernos de la región a finales de 2023, poniendo a prueba sus políticas y generando preocupación en la sociedad.
Incluso países que solían tener bajos índices de criminalidad, como Chile y Ecuador, han experimentado un aumento notable de homicidios en los últimos años, con casos vinculados al crimen organizado que han impactado profundamente a la sociedad.
En Chile, un tiroteo relacionado con un presunto ajuste de cuentas en Padre Hurtado resultó en el trágico asesinato de un niño de 5 años a principios de diciembre. Por otro lado, en Ecuador, el candidato presidencial Fernando Villavicencio fue asesinado antes de la primera vuelta electoral en agosto, y se registraron casos de sicarios que ingresaron a una vivienda y abrieron fuego contra cuatro niños y su familia. El año 2023 se ha convertido en el más violento en la historia de Ecuador, con más de 7,200 homicidios hasta principios de diciembre, elevando la tasa a casi 43 homicidios por cada 100,000 habitantes.
A pesar de que Chile ha mantenido una baja tasa de homicidios en comparación con otros países de la región, ha experimentado un aumento del 45.1% en los asesinatos entre 2021 y 2022, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito. Ante este panorama, el presidente Gabriel Boric presentó en septiembre un proyecto para crear un organismo especializado en la lucha contra el crimen organizado.