El organismo de control nuclear de la ONU, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha revelado información preocupante que señala que Irán ha acelerado su programa de enriquecimiento de uranio, llegando a niveles cercanos al grado armamentístico. Esta situación ha generado un renovado estado de alerta en la comunidad internacional, alimentando especulaciones sobre las intenciones reales de Irán.
Cambio en el ritmo de enriquecimiento
Según un comunicado reciente del OIEA, Irán ha revertido su política de ralentización en el enriquecimiento de uranio que había iniciado en junio. El país ha aumentado su producción de uranio altamente enriquecido, superando una reducción previa que se mantenía desde mediados de 2023. Concretamente, Irán ha estado produciendo uranio enriquecido hasta el 60% de U-235 a un ritmo alarmante de aproximadamente 9 kg al mes en sus instalaciones de Natanz y Fordow.
Esta aceleración en el programa nuclear iraní ha avivado las preocupaciones internacionales, especialmente porque según la definición teórica del OIEA, unos 42 kg de uranio enriquecido al 60% es la cantidad a partir de la cual no se puede descartar la posibilidad de fabricar una bomba nuclear. Aunque Irán ha negado consistentemente su intención de desarrollar armas nucleares, la realidad actual genera dudas y mantiene a la comunidad internacional en estado de alerta.
La ralentización anterior en el enriquecimiento de uranio de Irán había generado expectativas de un posible acuerdo o entendimiento con Estados Unidos, especialmente después de las conversaciones secretas que condujeron a la liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos en Irán. Sin embargo, el reciente cambio de curso en el programa nuclear iraní ha despejado cualquier optimismo y ha reforzado la necesidad de una acción diplomática urgente para abordar esta preocupante situación.