El pasado viernes por la mañana, el banco estadounidense Silicon Valley colapsó después de 48 horas de una corrida bancaria junto a una crisis de capital. Llevando así a la segunda mayor quiebra de una institución financiera en la historia de Estados Unidos, lo que despertó la alarma en el Gobierno y en las instituciones financieras del país.
En este sentido, según explica el medio The New York Times, los reguladores de California decidieron cerrar el banco prestamista de las grandes compañías tecnológicas y colocarlo bajo el control de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos de Estados Unidos (FDIC por sus siglas) – una agencia gubernamental independiente que asegura los depósitos bancarios y supervisa las instituciones financieras del país -. En estos casos, la FDIC actúa como síndico, es decir, significa que liquidará los activos del banco para pagar a sus clientes, incluidos los depositantes y acreedores.
Equilibrar su balance
En tanto el problema comenzó a gestarse el pasado miércoles, cuando Silicon Valley Bank anunció que había liquidado un monto elevado de títulos con pérdidas y que procedería con la venta de $2.225 mil millones de dólares en nuevas acciones para apuntalar su balance. Esta medida provocó el pánico entre las firmas clave de capital de riesgo, quienes supuestamente aconsejaron a las empresas que retiraran su dinero del banco según informó el medio estadounidense.
Como consecuencia de esto, las acciones de la compañía se desplomaron durante el día jueves, generando lo que se denomina un “efecto contagio” hacia otros bancos. Posterior a ello, el viernes por la mañana, las acciones de Silicon Valley Bank (SVB) se detuvieron, y el banco abandonó los esfuerzos por recaudar capital rápidamente o encontrar un comprador. En línea a esto, varias otras acciones bancarias también se detuvieron temporalmente el viernes, incluidas First Republic, PacWest Bancorp y Signature Bank.