En el marco del anuncio de la semana pasada en manos de Vladimir Putin, el presidente de China, Xi Jinping, viajará a Uzbekistán por primera vez en dos años y medio para participar de la cumbre de líderes de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). El mandatario asiático no solo asistirá a la cumbre en la ciudad uzbeka de Samarcanda, sino que también se reunirá con Putin y realizará visitas de Estado a Kazajistán y Uzbekistán esta semana. 

Cabe destacar que China y Rusia mantienen buenas relaciones bilaterales, además de que Beijing no ha condenado las intervenciones de Moscú en Ucrania y brindó cierta cobertura diplomática a las sanciones occidentales que le fueron impuestas al gobierno de Putin. Con otros de los asistentes a la cumbre también mantiene buenas relaciones, como Pakistán (aunque el vínculo se tensó recientemente). También se espera que participe el primer ministro de la India, Narendra Modi, aunque también los lazos están dispersos. 

Cumbre OCS 2018.

Sin embargo, la OCS compuesta por China, Rusia, India, Pakistán, Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán es una organización intergubernamental que no solo se centra en cuestiones de seguridad regional, lucha contra el terrorismo, el separatismo étnico y el extremismo religioso, sino que también se ha tornado una prioridad el desarrollo regional. Es en este marco en el que diversos análisis, como el recientemente publicado por el Financial Times, muestran a China y sus préstamos como una posible alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI). 

China no solo ha creado una red de apoyo económico a países de su región, sino también a otros externos como lo es Argentina a través de la iniciativa de la Franja y la Ruta, eclipsando al Banco Mundial como “el mayor financiador de obras públicas en el mundo”. Según AidData (centro de investigación de la Universidad William and Mary en Estados Unidos) y su director ejecutivo, Bradley Parks, se debe a que China no aplica las condiciones que suele imponer el FMI, como los recortes al gasto público. 

“Beijing ha tratado de mantener a flote a estos países otorgando préstamos de emergencia tras préstamos de emergencia sin pedirles a sus prestatarios que restablezcan la disciplina de la política económica o busquen el alivio de la deuda a través de un proceso de reestructuración coordinado con todos los principales acreedores”, dijo Parks. Por su parte, China ha defendido las críticas recibidas sobre “atrapar a los países más pobres” para endeudarse con el gigante asiático, afirmando que las acusaciones “se alimentan del resentimiento por la existencia de una fuente alternativa de crecimiento para los países en desarrollo”. 

“En lugar de colonialismo, China brinda solidaridad entre los países en desarrollo. Los proyectos de infraestructura física financiados por China se han vuelto atractivos para los gobiernos de muchos países en desarrollo como una alternativa atractiva al Banco Mundial dominado por Estados Unidos”, argumentó el miembro de la Universidad de Finanzas y Economía de Jiangxi, Mohammad Saiyedul Islam. 

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Redacción
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