Este viernes, la Fuerza Aérea de Etiopía bombardeó Mekele, la capital de la región de Tigray. El informe lo realizaron las autoridades rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF, por sus siglas en inglés) y fuentes humanitarias. Anteriormente, el gobierno habría prometido “llevar a cabo acciones” contra objetivos militares insurgentes.
El bombardeo surge dos días después de que los combates entre fuerzas gubernamentales y los rebeldes del TPLF se reanudaran, poniendo fin a cinco meses de tregua. Según un portavoz del TPLF, Kindeya Gebrehiwot, “un avión lanzó bombas en una zona residencial y un jardín de infancia en Mekele”, dejando varios civiles muertos y otros tantos heridos.
Luego de lo ocurrido, el gobierno federal anunció que se ponía a plena disposición para negociar sin condiciones con los rebeldes, aunque también se preparaba para tomar acciones dirigidas a estas fuerzas militares “opuestas a la paz”. También instó a la población de Tigray a “mantenerse lejos de las zonas donde se encuentra equipamiento militar y estructuras de entrenamiento” rebeldes.
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