El Secretario de Estado, Antony Blinken, y su equipo, se encontrarán en África subsahariana del 7 al 12 de agosto, realizando visitas a tres países: Sudáfrica, la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda. Será la segunda ocasión desde que se encuentra en el cargo que se dirija a este continente (la primera visita fue en noviembre del 2021 a Kenia, Nigeria y Senegal), en lo que se perfila como una actividad no casual por varios motivos.

En ese marco, las motivaciones se pueden hallar, en primera instancia, a partir de las implicancias que deviene en escenario crítico que se ve afectado por dos años y medio de una pandemia. A ello se le suma la criticidad del impacto colateral de la guerra entre Rusia y Ucrania, en un orden no tan distante, una creciente e intensa competencia que se abrió camino entre potencias avanzadas y emergentes. 

Por lo que, en forma preliminar, se podría decir que el objetivo de Blinken es aprovechar su visita de noviembre pasado y fomentar relaciones más estrechas entre los países africanos y los Estados Unidos. Al respecto, ello persigue acelerar el progreso en los intereses mutuos para que ambas partes puedan prosperar juntas dentro de un entorno global complejo.

Sin embargo, hay que hacer una mención que ilumina más la gira en cuestión. El mes pasado el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, en un claro mensaje económico sobre el despliegue de proyectos, visitó cuatro países africanos (Egipto, Congo-Brazaville, Uganda y Etiopía). Lo que se propuso dejar sentado por medio de esta gira es contrarrestar la narrativa de que Rusia es culpable de la crisis alimentaria e inflacionista en África. “Moscú continuará buscando una política exterior amante de la paz y jugar un rol de equilibrio en los asuntos internacionales”, afirmó Lavrov en un comunicado.

A su vez, el viaje de Secretario de Estado norteamericano sigue a una visita del presidente francés Emmanuel Macron a Benin, Cameron y Guinea-Bissau a fines del mes pasado. Entre otras cuestiones, el mandatario galo expresó su preocupación por el aumento de los contactos diplomáticos y militares entre Rusia y varios países africanos.

En el mientras tanto, China continúa destacando como el primer socio comercial de África, y ha aprovechado su iniciativa “One Belt, One Road” (“Un cinturón, una ruta”), adoptada en 2013, para embarcarse en una considerable cantidad de proyectos de infraestructura en los países africanos.

Primera escala: Sudáfrica

El país gobernado por Cyril Ramaphosa es un actor destacado no sólo en el continente africano, sino que, como parte del grupo de economías emergentes llamado BRICS, también es considerada líder entre las naciones en desarrollo. Cabe destacar que se mantuvo como neutral en la guerra de Ucrania, negándose a los llamamientos occidentales para condenar a Moscú. Su primera reunión fue con su homólogo sudafricano Naledi Pandor, aunque toda la atención estuvo puesta en el anuncio de política sobre la nueva estrategia del gobierno de Estados Unidos para África.

Nuestra nueva estrategia se rige por el reconocimiento de que África subsahariana es una fuerza geopolítica importante que dio forma a nuestro pasado, está dando forma a nuestro presenta y dará forma a nuestro futuro“, afirmó Blinken durante un discurso en la Universidad de Pretoria.

EE.UU. no dictará a África ni a nadie las decisiones que deben tomar. El derecho a tomar esas decisiones pertenece a los africanos y solamente a los africanos“, añadió el jefe de la diplomacia estadounidense.

Un elemento sustancial que se puede extraer de la nueva estrategia de Washington en África es que está basada en cuatro pilares: la protección de la soberanía e independencia de los países africanos, la promoción de la democracia, la recuperación económica de la pandemia de coronavirus y la adaptación del continente a la crisis climática.

Paso por la República Democrática del Congo 

El secretario de Estado de Estados Unidos llegó el martes a la capital del Congo, Kinshasa, para continuar su gira por tres países africanos. Blinken se reunió con el presidente Felix Tshisekedi y miembros de las delegaciones de ambos países. Además, se reunió con líderes gubernamentales y grupos de la sociedad civil para discutir alianzas para la seguridad regional, cuestiones de derechos humanos, conservación del medio ambiente, cambio climático y comercio e inversión bilateral, según informó el Departamento de Estado de EE. UU.

En la antesala de la visita del funcionario norteamericano, hay dos cuestiones que son de observar. Por un lado, las tensiones que surgen a partir de la potencialidad de los recursos estratégicos, minerales y otros críticos que se utilizan para el desarrollo industrial, así como armamento y tecnología. Por el otro, un histórico conflicto entre la República Democrática del Congo y Ruanda, bajo el cual se produjo el resurgimiento de los rebeldes del M23.

Sobre este último aspecto, los ataques y la violencia aumentaron drásticamente en el último mes. Al respecto, se suma puntualmente los ataques de los rebeldes de las Fuerzas Democráticas Aliadas que mataron al menos a 20 civiles en la provincia de Ituri.

Cierre de la gira: Ruanda 

Finalmente, el cierre de la estadía por África se dio en el país presidido por Paul Kagame. Él y Blinken mantuvieron conversaciones, en un contexto un tanto tenso por los llamados de los activistas para presionar a Kigali por su historial de derechos humanos y el supuesto apoyo a los rebeldes en la vecina República Democrática del Congo.

A ello se suma una reciente investigación independiente no publicada de la ONU, vista por AFP la semana pasada, dijo que las tropas ruandesas habían atacado a soldados dentro de la República Democrática del Congo y ayudado a los rebeldes M23, un grupo rebelde principalmente tutsi.

Durante su visita a la República Democrática del Congo, Blinken dijo el martes que Estados Unidos estaba “muy preocupado por los informes creíbles de que Ruanda ha apoyado al M23“, y agregó que discutiría el tema con Kagame, cuyo gobierno siempre ha negado las afirmaciones.

Un breve pero no menos importante recorte para ayudar a la comprensión es que los lazos entre la República Democrática del Congo y Ruanda se han tensado desde la llegada masiva al este de la República Democrática del Congo de ruandeses hutus acusados ​​de masacrar a los tutsis durante el genocidio de Ruanda de 1994, aunque hubo un deshielo después de que el presidente de la República Democrática del Congo, Felix Tshisekedi, asumiera el cargo en 2019.

Por otra parte, en un comunicado publicado el lunes, Human Rights Watch instó a Blinken a “señalar con urgencia que habrá consecuencias por la represión y el abuso del gobierno en Ruanda y más allá de sus fronteras”.

No abordar el abismal historial de derechos humanos de Ruanda ha envalentonado a sus funcionarios para continuar cometiendo abusos, incluso más allá de sus fronteras“, dijo Lewis Mudge, director de HRW para África Central.

En síntesis, Estados Unidos reafirma que África representa el “Futuro”. A su vez, Washington tiene en su agenda organizar una cumbre de líderes de Estados Unidos y África en diciembre para fomentar un nuevo compromiso económico con el continente.

Por otra parte, el anuncio de la nueva estrategia del gobierno de Estados Unidos para África pone el foco en la mejora de los esfuerzos del gobierno en el continente, pero también es un documento que contiene lineamientos para contener la presencia de Rusia y China.

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