Cuatro de los ayudantes más cercanos de Boris Johnson dimitieron el jueves en un día turbulento para su gobierno, mientras el primer ministro británico intentaba recomponer su administración ante una serie de escándalos que han puesto en peligro su posición.

Los legisladores enfadados de su propio Partido Conservador, algunos de los cuales ya han pedido su dimisión, han exigido una revisión de su funcionamiento en Downing Street si quiere seguir en el poder.

El jueves, tres de sus principales ayudantes -el jefe de gabinete Dan Rosenfield, el secretario privado principal Martin Reynolds y el director de comunicaciones Jack Doyle- dimitieron en lo que, según algunos legisladores conservadores, parecía el inicio de un reinicio algo desorganizado de la administración de Johnson.

Sin embargo, un cuarto dimitió por una ironía de Johnson hacia el líder del principal partido de la oposición, los laboristas, algo por lo que su ministro de Economía también le criticó.

“El lunes, Boris Johnson prometió a los diputados un cambio. Esta noche vemos que ese cambio empieza a producirse y aplaudo esta rápida acción del primer ministro”, dijo en Twitter el legislador Stuart Anderson, uno de los muchos partidarios de Johnson que acudieron a las redes sociales para aplaudir el cambio.

Johnson se comprometió a cambiar su estilo de liderazgo después de que un informe de la alta funcionaria Sue Gray sobre las reuniones celebradas en su despacho y residencia de Downing Street denunciara “graves fallos de liderazgo”.

Rosenfield, Reynolds y Doyle estaban directamente relacionados con las reuniones: Reynolds envió un correo electrónico en el que pedía a los asistentes que “llevaran su propia bebida” a una de ellas. La oficina de Johnson dijo que Rosenfield y Reynolds seguirían en sus puestos por el momento.

Queda por ver si la limpieza en el equipo de Johnson será suficiente para superar la crisis.

La situación económica no acompaña

Su valoración personal se ha desplomado y su partido ha quedado muy por detrás de los laboristas en las encuestas de opinión, en medio de una serie de escándalos y meteduras de pata. La policía sigue investigando 12 de las fiestas y después podría llegar un informe más detallado de Gray con revelaciones potencialmente más perjudiciales.

Los problemas políticos también se producen en un momento en el que los hogares británicos se enfrentan a un recorte del coste de la vida, ya que los precios de la energía se van a disparar en abril, mientras que el Banco de Inglaterra también volvió a subir los tipos de interés el jueves.

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Redacción
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