El creciente poderío militar de China y su afán por acabar con el predominio estadounidense en Asia-Pacífico está poniendo en jaque a los organismos de defensa de Estados Unidos. Los funcionarios estadounidenses ven que los problemas se acumulan rápidamente en múltiples frentes: la expansión del arsenal nuclear de Pekín, sus avances en tecnologías espaciales, cibernéticas y de misiles, y las amenazas a Taiwán.

“El ritmo al que se mueve China es asombroso”, dice el general John Hyten, el segundo oficial militar de Estados Unidos, que anteriormente comandó las fuerzas nucleares de Estados Unidos y supervisó las operaciones espaciales de la Fuerza Aérea.

Lo que está en juego es un posible cambio en el equilibrio de poder mundial que ha favorecido a Estados Unidos durante décadas. Un reajuste más favorable a China no supone una amenaza directa para Estados Unidos, pero podría complicar las alianzas estadounidenses en Asia. Es posible que en las próximas semanas surjan nuevos indicios sobre la forma en que el Pentágono pretende hacer frente al desafío de China, a partir de las revisiones de la política de la administración Biden sobre las armas nucleares, la base global de tropas y la estrategia general de defensa.

Por el momento, los funcionarios se preocupan y alertan la estrategia de Pekín de acumular recursos, tecnología y voluntad política para lograr rápidos avances, tan rápidos que la administración Biden está intentando reorientar todos los aspectos de la política exterior y de defensa de Estados Unidos.

El último ejemplo de velocidad sorprendente fue la prueba de China de un arma hipersónica capaz de orbitar parcialmente la Tierra antes de reentrar en la atmósfera y deslizarse en una trayectoria maniobrable hasta su objetivo. El diseño del sistema de armas está pensado para eludir las defensas antimisiles de Estados Unidos, y aunque Pekín insistió en que estaba probando un vehículo espacial reutilizable, no un misil, la prueba pareció haber sorprendido a los funcionarios estadounidenses.

El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, dijo que la prueba estaba “muy cerca” de ser un momento Sputnik, similar al lanzamiento en 1957 por parte de la Unión Soviética del primer satélite espacial del mundo, que cogió al mundo por sorpresa y alimentó el temor de que Estados Unidos se hubiera quedado atrás tecnológicamente. Lo que siguió fue una carrera armamentística y espacial que acabó llevando a la Unión Soviética a la quiebra.

Milley añadió que los problemas que plantea la modernización militar de China son mucho más profundos.

 Lo calificó de “muy preocupante” para Estados Unidos, pero añadió que los problemas que plantea la modernización militar de China son mucho más profundos.

En el frente nuclear, las imágenes de satélites privados de los últimos meses han revelado grandes adiciones de silos de lanzamiento que sugieren la posibilidad de que China planee aumentar su flota de misiles balísticos intercontinentales con base en tierra, o ICBM.

Hans Kristensen, experto en armas nucleares de la Federación de Científicos Americanos, afirma que China parece tener unos 250 silos de misiles balísticos intercontinentales en construcción, lo que, según él, es más de 10 veces el número que está en funcionamiento actualmente. El ejército estadounidense, en comparación, tiene 400 silos de misiles balísticos intercontinentales activos y 50 de reserva.

Los funcionarios del Pentágono y los halcones de la defensa en el Capitolio señalan la modernización de China como una justificación clave para reconstruir el arsenal nuclear estadounidense, un proyecto que se espera que cueste más de un billón de dólares en 30 años, incluyendo los costes de mantenimiento.

Algunos analistas temen que Washington entre en una carrera armamentística con Pekín, frustrado por no poder atraer a los chinos a las conversaciones sobre seguridad. El Congreso también está cada vez más centrado en China y apoya un aumento del gasto en operaciones espaciales y cibernéticas y en tecnologías hipersónicas. 

Cambio de rumbo

Durante décadas, Estados Unidos ha seguido de cerca el aumento de la inversión en defensa de China y le preocupaba que Pekín pretendiera convertirse en una potencia mundial.  La materialización de esto se dio durante la administración Trump, que en 2018 elevó formalmente a China a la cima de la lista de prioridades de defensa, junto con Rusia, reemplazando al terrorismo como la amenaza número uno.

Por ahora, Rusia sigue siendo una mayor amenaza estratégica para Estados Unidos porque su arsenal nuclear supera con creces el de China. Pero Milley y otros afirman que Pekín es una preocupación mayor a largo plazo porque su fuerza económica supera con creces a la de Rusia, y está destinando rápidamente recursos a la modernización militar.

Al ritmo actual de inversión y logros militares de China, Pekín “superará a Rusia y a Estados Unidos” en poder militar global en los próximos años “si no hacemos algo para cambiarlo”, dijo Hyten, que se retira en noviembre tras dos años como vicepresidente del Estado Mayor Conjunto. “Eso ocurrirá”.

La administración Biden dice estar decidida a competir eficazmente con China, apostando por una red de aliados en Asia y fuera de ella que son una fuente potencial de fuerza que Pekín no puede igualar.Ese fue el razonamiento central detrás de la decisión de Biden de compartir tecnologías de propulsión nuclear altamente sensibles con Australia.

Taiwán es otra gran preocupación. Altos cargos militares estadounidenses han advertido este año que China probablemente esté acelerando su calendario para hacerse con el control de Taiwán, la isla-democracia ampliamente considerada como el desencadenante más probable de una guerra potencialmente catastrófica entre Estados Unidos y China.

Estados Unidos ha prometido desde hace tiempo ayudar a Taiwán a defenderse, pero ha dejado deliberadamente sin aclarar hasta dónde llegaría en respuesta a un ataque chino. El presidente Joe Biden pareció abandonar esa ambigüedad cuando dijo el 21 de octubre que Estados Unidos acudiría en defensa de Taiwán si fuera atacado por China.

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Redacción
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