Las Naciones Unidas celebran este lunes una conferencia de donantes de alto nivel para recaudar fondos de emergencia para Afganistán tras la toma del país por parte de los talibanes el mes pasado.

El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, encabeza la petición del organismo mundial de más de 600 millones de dólares para el resto de este año en un “llamamiento urgente” para los afganos.

Existe la preocupación de que la inestabilidad y los esfuerzos humanitarios interrumpidos, agravados por la actual sequía, puedan poner aún más en peligro la vida de los afganos y sumirlos en la hambruna.

La conferencia pondrá a prueba a algunos gobiernos occidentales y a otros grandes donantes tradicionales de la ONU que quieren ayudar a los afganos de a pie sin dar una victoria de relaciones públicas ni dinero a los talibanes.

La ONU afirma que los “recientes acontecimientos” han aumentado la vulnerabilidad de los afganos, que ya se enfrentaban a décadas de privaciones y violencia. Una grave sequía está poniendo en peligro la próxima cosecha, y el hambre ha ido en aumento. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU será uno de los principales beneficiarios de los fondos recaudados durante la conferencia del lunes.

Junto con sus socios, la ONU busca 606 millones de dólares para el resto del año para ayudar a 11 millones de personas.

Semana

Coincidiendo con la conferencia del lunes en Ginebra, el director de la agencia de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, realizó una visita no anunciada a Kabul. Escribió en Twitter que evaluaría las necesidades humanitarias y la situación de los 3,5 millones de afganos desplazados, de los cuales más de 500.000 lo han sido sólo este año.

El mundo ha estado observando de cerca para ver cómo Afganistán bajo un gobierno talibán podría ser diferente de la primera vez que los militantes islámicos estuvieron en el poder, a finales de la década de 1990. Durante esa época, los talibanes impusieron un duro régimen de su interpretación de la ley islámica.

El jueves pasado, unos 200 extranjeros, entre ellos estadounidenses, abandonaron Afganistán en un vuelo de Qatar Airways que salía de Kabul con la colaboración de los talibanes, la primera salida a gran escala de este tipo desde que las fuerzas estadounidenses completaron su frenética retirada el 30 de agosto.

Muchos miles de afganos siguen desesperados por salir también, temerosos de lo que pueda deparar el régimen talibán. Los talibanes han dicho en repetidas ocasiones que los extranjeros y los afganos con documentos de viaje adecuados podrían salir. Pero sus afirmaciones han sido recibidas con escepticismo, y muchos afganos no han podido obtener ciertos documentos.

Abdul Hadi Hamdani, director del aeropuerto de Kabul, dijo el lunes que todos los vuelos nacionales habían vuelto a su horario habitual, pero que “hay que resolver algunos problemas técnicos” antes de que puedan reanudarse los vuelos internacionales. Los miembros de la policía fronteriza que anteriormente trabajaban en el aeropuerto han sido llamados a reanudar sus funciones.

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Redacción
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