El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, llamó a sus fuerzas a repeler cualquier ataque de sus enemigos. Tres regiones etíopes, que anteriormente no habían sido afectadas por la guerra en Tigray, confirmaron el pasado jueves que habían desplegado sus fuerzas para respaldar las operaciones militares en la zona. 

Tanto soldados del gobierno tíope como prisioneros de guerra con uniformes militares patrullan las calles de Mekelle, capital de la región de Tigray, debido al presente conflicto. 

También comenzaron a llegar refuerzos de Oromia, la región más grande de Etiopía, como también de la región de Sidama y la Región de Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur (SNNPR). 

Abiy advirtió el miércoles pasado que sus fuerzas repelerían cualquier ataque, rompiendo con el alto al fuego que fue declarado el 28 de junio. Ya en noviembre del año pasado fueron enviadas diversas tropas a la región de Tigray, en respuesta al asalto a los campamentos del ejército federal. 

El primer ministro recibió un Premio Nobel de la Paz en el 2019 al declarar la victoria a fines de noviembre del año pasado. Sin embargo la lucha persiste, ya que a fines de junio los rebeldes volvieron a tomar la capital de Tigray, Mekelle.

Los rebeldes se han rebautizado como “Fuerzas de Defensa de Tigray” (TDF) y lanzaron una ofensiva recientemente para expulsar a las fuerzas étnicas amhara del territorio. Como respuesta, las fuerzas de seguridad y milicias de Amhara se movilizaron masivamente. 

El presidente de Oromia, Shimeles Abdisa, dijo en una conferencia de prensa que los líderes de Tigrayan querían “desestabilizar” a todo el país. Afirmó “condenamos en los términos más enérgicos posibles a quienes están trabajando arduamente para revitalizar este grupo terrorista. Debemos estar unidos para hacer lo que sea necesario para incapacitarlo”.

Hasta el día de ayer, aún no estaba claro cuántas tropas en las regiones se habían desplazado hacia Tigray. Sin embargo, la cantidad de muertes aumentan y más de dos millones de personas han tenido que dejar sus hogares. 

La guerra también ha dañado la posición pacificadora de Abiy, y ha tensado las relaciones de Etiopía con sus aliados tradicionales. Se trata de un conflicto caracterizado por horribles masacres y una violencia sexual desenfrenada.

Por su parte, diversas potencias occidentales han exigido que el alto el fuego vaya acompañado de un acceso ilimitado a la ayuda, advirtiendo de posibles sanciones si no se cumplen sus condiciones.

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Redacción
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